Centro de Ocio

Actualizado: 9 de jul de 2018

 

Publicado en: edición 21 verano Chile Deluxe.

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Apenas entré a la recepción del Centro de Ocio sentí que sería una experiencia auténtica, será que estos años de ir de hotel en hotel me han hecho agudizar los sentidos a tal punto que lo obvio del servicio, de la calidad de las instalaciones comienza a desplazarse a un segundo plano y las sensaciones de calidez, de tranquilidad y en este caso de honestidad, de mostrar el lugar que lo cobija con cercanía con su entorno y su cultura llaman mi atención y se valoran porque son la base de la experiencia, porque son el punto de partida, porque dan sentido a nuestro viaje.


Porque cada uno viaja con anhelos, en general son pocos los que quieren conocer determinados lugares sólo para hacer un check en su mapa viajero o para tener la foto del “yo estuve ahí” en su álbum digital o colgada en algún muro de su habitación.


Es así como les puedo decir que para conocer un lugar más que un mapa con los atractivos turísticos tienen que conseguir un lugar como Centro de Ocio, que los albergue en su estadía, que los acoja con cariño y los acompañe en este viaje por Chiloé, por un Chiloé profundo que podrán conocer en sus excursiones y en las experiencias chilotas que tienen para ofrecer, aquí va el detalle de nuestra estadía, de nuestro anhelo cumplido, conocer Chiloé, su gente, su cultura y tradiciones.


Este hotel está emplazado en la Península de Rilán, frente a Castro, con una inmejorable vista, porque las instalaciones están en las faldas de una colina, todas, escondidas entre bosque y senderos angostos y sinuosos que unen cada punto de este hotel dándole importancia al entorno, a la sustentabilidad y al respeto por la naturaleza del lugar, es por ello que para instalar una suite por ejemplo se buscó un espacio donde no tuvieran la necesidad de cortar árboles, porque así es Chiloé, así es el chilote y así esperamos que sea cada uno de los turistas que visiten este lugar, amables y respetuosos de la naturaleza, de esta isla que enamora.


Caminar por el hotel invita a conectarse con lo natural, con la belleza del paisaje que de día, nos entrega maravillosos colores mientras decenas de ovejas comparten el espacio con los huéspedes que recorren estos senderos que originalmente eran para ellas. De noche, Castro se ilumina brindando una espectacular panorámica nocturna de Chiloé. La misma vista que se puede disfrutar desde sus suites, tres de ellas con nombres como Viento, Tierra y Bosque, todas de madera con una decoración minimalista con toques de artesanía chilota y cada una cuenta con living y una increíble terraza con vista absolutamente privilegiada.


Un cálido estar con una chimenea siempre encendida nos recibe cada día al desayuno, almuerzo y cena o simplemente cuando nos acercamos a disfrutar de un cóctel y para quienes quieran relajarse aún más, cuentan con pantuflas de lana en la entrada, dispuestas para cada habitación. El restaurant es un espacio noble con un gran ventanal para disfrutar de una exquisita gastronomía chilota con productos de su propia huerta y que compran a sus vecinos, para deleitar a sus comensales con una cuidada cocina, que resalta los sabores de los ingredientes propios de la gastronomía del archipiélago con un toque de sofisticación justa, siempre acompañada de agua de lluvia en botella y por supuesto maridado con una copa de vino chileno. Cruzando la puerta y siguiendo por una pasarela de madera llegamos al “Ala del viento” 6 habitaciones independientes, bien decoradas, con un pequeño estar y un balcón, y si a ellas sumamos las habitaciones que se encuentran en el edificio principal y en un lodge ubicado junto al fogón ideal para familias y grupos de amigos, suman un total de 15 habitaciones para recibir a visitantes en busca de tranquilidad, belleza, buena gastronomía y excelente atención en un entorno único. Por último, donde termina el sendero está la playa, con kayak, ideales para recorrer la península.

No sé por donde empezar, quiero narrarles mi experiencia intentando ordenar algunas ideas, emociones y vivencias, puedo empezar por los paisajes o por su gente, tal vez sería bueno partir desde un momento que lo une todo, ese que reunió a cada personaje de esta historia en torno a un tradicional fogón.


Poco a poco comienzan a llegar los invitados, estamos en el “quincho” del hotel, que es un típico fogón chilote, un cordero se va asando mientras disfrutamos de un Murta Sour y saludamos a todos quienes han hecho de estos días en el Centro de Ocio una experiencia memorable.


Victor, Yonny, Nicolás, César y Catina ya están aquí, ellos trabajan en el hotel en la recepción, restaurant y administración y cada día nos saludan, conversan y sonríen, nos atienden con una calidez y amabilidad que siento que en muy pocos hoteles he podido encontrar, aquí también están Yasna y Cristián, dueños del hotel, quienes crearon este lugar con cariño y pasión, ellos, tienen un carisma increíble y basta conocerlos para entender porqué tanta simpatía y amabilidad, porqué tanta nobleza y honestidad en su construcción.
Y es que los hoteles atendidos por sus propios dueños tienen un sello especial, tienen la esencia de sus creadores y el espíritu de servicio va ligado a la personalidad de ellos, a veces encuentro hoteles muy sofisticados y luego conozco a sus dueños y reconozco esa sofisticación en sus gestos, su forma de vestir y de hablar, en otras oportunidades me ha tocado visitar hoteles cargados de mística, otros muy correctos y funcionales y en esta ocasión puedo decir que el Centro de Ocio es puro amor, respeto por el lugar y sobre todo por la gente y su cultura.


Así, vemos llegar a don Dago, en la tarde nos habían llevado a conocer su casa-museo y a su padre, don Juan, de más de 100 años y quién asegura nunca haberse enfermado. Dago y Teresa, su mujer, nos muestran su fogón tradicional, su invernadero orgánico, sus pollitos recién nacidos y su casa en donde exhiben antiguos artículos que cuentan la historia de don Juan y de los habitantes de la isla, y aquí conversando con ellos y con un mate en la mano se puede tener una verdadera experiencia chilota, conociendo una antigua casa, sus costumbres y su historia.


Dago trae un acordeón y comienza a entonar alegres canciones, empieza la fiesta, todos bailan entre música, cordero y vino, es el alma de Chiloé que vibra alrededor del fogón.
Frente a mí está Cyril y su mujer, la Maca, ellos son dueños de la agencia de turismo que presta servicios de excursiones al hotel, se llama “Chiloé Natural”, ellos fueron quienes se encargaron de nuestros paseos cada día como cuando Cyril nos fue a buscar a Dalcahue, donde desembarcamos del Yate Alba, y nos llevó a conocer las Pingüineras, un tour de alrededor de 30 minutos en una lancha por los islotes de Puñihuil, declarados Monumento Natural ya que son el hábitat de pingüinos Magallánicos y de Humbolt, además de otras aves como el Cormorán Lile, pelícanos, el pato Quetru, Carancas, entre otros. Una excursión interesante y muy entretenida.


Al día siguiente, teníamos organizado un trekking al Parque Nacional Chiloé. Amanece lloviendo pero nos vestimos con nuestras capas de agua y de todas formas salimos a explorar. Porque la lluvia en Chiloé no es un impedimiento para salir, al contrario, hace más lindo el paisaje y le da una cuota mayor de aventura al paseo. El Sendero El Tepual tiene 1800 metros y en total uno demora alrededor de 45 minutos en recorrerlo. Una caminata sobre senderos de madera, recorriendo un bosque de Tepú. Un trekking de baja dificultad y gran biodiversidad. Mientras caminamos escuchamos al Chucao cantar, para nuestra fortuna el sonido viene del lado derecho lo que augura un buen viaje, lo contrario sería del izquierdo, por lo tanto seguimos avanzando hasta salir del sendero. Volvemos a la van para continuar nuestro camino hacia Chonchi, conocida como la ciudad de los tres pisos o de las tres terrazas donde es un imperdible conocer su iglesia y el “Museo del acordeón”. Pero antes nos detenemos a almorzar en el restaurant típico y agroturismo “Tradiciones Cocinería Morelia” donde probamos unas exquisitas papas rellenas de machas y empanadas de locos.
De vuelta en el hotel nos esperan con la hot-tub caliente para disfrutar de un momento de relajación en un entorno verde perfecto para recuperar energías antes de la siguiente actividad, la esquila de ovejas.


Siempre había querido presenciar una esquila de ovejas, pero para eso hay que estar en el lugar indicado y en la fecha en que esta tradicional actividad se realiza.
Todo listo, las ovejas en el corral y comienzan a pasar de una en una, con máquinas sacan su lana, alrededor de 3 kilos por oveja lo que sirve para dos chalecos más o menos según algunas tejedoras presentes en el lugar.


Sigue la fiesta, el cordero está listo y las papas nativas, que en Chiloé hay más de 400 variedades y que son además de los mariscos y pescados de la zona, el principal alimento de los habitantes del archipiélago.


Entre bailes, música y risas sentíamos que nuestro anhelo se había cumplido, un brindis por Chiloé, y por todos quienes nos acompañaron en estos 7 días inolvidables, y ahí sentados en el fogón comenzamos a despedirnos de Alec, sí, el capitán del Alba que vino de invitado a acompañarnos, de don Dago, de Cyril, de Cristián y Yasna y de todos los chilotes de nacimiento y aquellos de corazón. Nos quedamos con las leyendas, las historias de brujos, los lugares que visitamos y los miles que nos faltan por explorar, por lo que sólo me falta decir, hasta pronto, nos vemos este verano cuando volvamos por más, por más experiencias, por más amigos, por más historias, por más música, bailes y risas, por más momentos únicos, navegando y disfrutando en tierra en una experiencia bordemar que al igual que nosotras tienen que vivir.

A la vez, un relato de viajes sin fotografías es un imposible, porque sin duda dicen más que las palabras, y es tal vez por esta razón que en esta oportunidad les aclaro, que las fotografías que retratan esta “Escapada Deluxe” no son ni el diez por ciento de la realidad, por lo que si las encuentras bellas e impresionantes entonces tienes que hacer tus maletas y venir, porque no sabes lo que te pierdes al no estar aquí, a 4300 metros de altura, sintiendo el viento y la emoción de presenciar un espectáculo sobrecogedor de la naturaleza, de una geografía indescriptible que sólo puedes creer cuando la ves, no es de otro planeta, no es un sueño ni es el resultado de filtros fotográficos, es el altiplano, es San Pedro de Atacama y sus alrededores.

San Pedro es uno de los tres destinos turísticos más visitados en Chile, junto con Isla de Pascua y Torres del Paine, y goza de fama mundial, lo que ha generado que la oferta turística sea amplia, con hoteles de lujo, destacados restaurantes y una larga lista de atractivos para conocer.

Y entre tanta oferta, la elección del hotel resulta fundamental, para disfrutar al máximo y vivir una experiencia inolvidable. Así, llegamos hasta el hotel Tierra Atacama quienes comprenden que San Pedro de Atacama es un destino para amantes del outdoor y también para aquellos que sólo buscan tranquilidad y el placer que genera observar la belleza de lo natural, por ello, apenas entramos al hotel un guía nos cuenta sobre el lugar y las opciones para explorarlo según nuestra capacidad física e intereses. Así, frente a un mapa comenzamos a programar nuestra estadía, con excursiones diarias y siempre considerando la aclimatación a la altura, ya que este oasis en medio del desierto se ubica a 2500 metros sobre el nivel del mar y algunos de los principales atractivos se encuentran sobre los 4000 metros lo que hace necesario dejar pasar 24 a 32 horas antes de subir al altiplano.

Las excursiones que nos presentan en el hotel son absolutamente fascinantes, y mezclan una nueva mirada de los imperdibles de la zona con algunas excursiones menos conocidas como la Quebrada de Tulán, Piedras Rojas o la escalada de volcanes. Nos gustaría inscribirnos en todas pero sólo contamos con cuatro días por lo que debemos escoger. Y así comienza nuestra estadía, en este lujo de hotel, uno que invita a disfrutar de su impecable servicio, siempre atentos y cordiales, preocupados de cada detalle. Porque ese es el nuevo lujo, el cual sin ostentar, sin pretender, se presenta a sus huéspedes con un diseño en armonía con su entorno, con una arquitectura que enaltece la belleza de sus vistas, que incorpora una visión sustentable, comprometidos con el cuidado y protección de la naturaleza al utilizar sistemas de ahorro energético, además de reciclar y fomentar el desarrollo local con proveedores de la zona, con una gastronomía de primer nivel y la preocupación por los detalles, esos que marcan la diferencia, esos que se agradecen y que en conjunto suman puntos en esta experiencia. Porque si de puntos se tratara siempre buscaríamos un diez, y no por capricho si no porque somos creadoras de Chile Deluxe y nos encargamos de presentar cada temporada hoteles y destinos para satisfacer todas nuestras expectativas, y les puedo decir que aquí, en el Tierra Atacama Hotel Boutique & Spa se cumplen por una simple razón, desde que entras hasta que te despides del hotel, te sientes bien, feliz y agradecido de cuanto viste y sentiste, porque de eso se trata y aquí les dejo una narración de lo que vimos y sentimos en este mágico paraje, en el Desierto de Atacama.

Nuestra aventura comienza al atardecer, con una excursión al Salar de Atacama para ver flamencos en el paisaje sobrecogedor de Laguna Chaxa, caminamos sobre un suelo de sal mientras decenas de flamencos decoran este lugar, un imperdible en la ruta del desierto y perfecto para el primer día de estadía ya que se encuentra cercano al hotel y a la misma altura. De vuelta en la van, hacemos una parada para ver como se esconde el sol por detrás del cerro Quimal mientras disfrutamos de un aperitivo.

La mañana siguiente tenemos programado partir hacia el Valle de la Luna, haciendo una primera parada en el Mirador de Kari un lugar al que cada anochecer llegan cientos de turistas, razón por la cual vamos en la mañana, así, tenemos el lugar sólo para nosotros.

Y por supuesto no podemos dejar de tomarnos la clásica fotografía en la Piedra del Coyote, no apta para quienes sufren de vértigo. Continuamos la ruta en medio de un paisaje lunar en la tierra, en medio de una geografía que parece irreal y que hace de este sitio otro imperdible para todos quienes visiten San Pedro de Atacama.

Llegamos hasta la base de la Duna Mayor, nos bajamos de la van y a pie comenzamos el ascenso hasta la cima para contemplar una maravillosa vista del valle y del Anfiteatro, antes de continuar hacia las Tres Marías, una formación de granito, piedras de cuarzo, gemas y arcilla tallados por el viento y erosionados por la sal del desierto.

De vuelta al hotel, llegamos a almorzar y alcanzamos a disfrutar del Uma Spa, un lugar para relajarse y sentir el bienestar del agua en una de sus piscinas, climatizada al interior y otra al aire libre con una vista majestuosa al volcán Licancabur que comparte terraza con un jacuzzi, todo decorado con unos particulares sillones de mimbre que dan un sello distintivo al diseño exterior del hotel y que además son tan cómodos que resultan perfectos para leer un libro o disfrutar de un jugo de frutas o un cóctel.

El Uma Spa además posee una larga lista de masajes y terapias que incorporan elementos naturales del desierto como piedras volcánicas, sal rica en litio y hierbas altiplánicas, además de baños de vapor, sauna y baños privados en una hot tub exterior de tinas de leche de cabra, o con sales de lavanda y aceite de rosa mosqueta, entre otros.

A las tres y media partimos nuevamente, esta vez para internarnos en la Cordillera de Domeyko y recorrer el Valle del Arcoíris, ubicado a 3500 metros sobre el nivel del mar. Sin duda, una de nuestras excursiones favoritas, porque une la majestuosidad de un paisaje único con pictogramas de culturas precolombinas, que evidencian el paso de caravanas de llamas y la necesidad del hombre por dejar registro de representaciones de fauna típica de la zona, de chamanes y de algunos animales que descubrieron en algunos de sus viajes al otro lado de la cordillera. Seguimos caminando en medio de este maravilloso paisaje, con cerros de diferentes colores que dan origen a la denominación del lugar. La razón de sus colores está en los minerales que componen su geografía, así podemos observar laderas rojizas, beiges, verdes, terracotas, blancas y amarillas. Y mientras avanzamos, fascinados con el entorno, burros salvajes se acercan a nosotros y rebuznan fuertemente, intentando alejarnos de sus crías y de su hábitat, mientras, nosotros seguimos recorriendo, con respeto por el entorno y los animales que han hecho de este cautivador paraje, su hogar.

Una noche con ausencia de nubes nos invita a descubrir el universo, aquí, en San Pedro de Atacama, lugar que se impone por poseer el cielo más claro del mundo, sin contaminación lumínica, perfecto para ver estrellas, planetas, constelaciones y nebulosas, porque no se puede llegar hasta aquí sin apuntarse en un tour astronómico, y una de las grandes sorpresas del Tierra Atacama es que cada noche (en días despejados y sin luna llena) tiene programado un tour en el Observatorio Ahlarkapín, a escasos 5 minutos del hotel para vivir una experiencia única, observando los astros a cielo abierto y a través de sus telescopios, mientras aprendemos de astronomía y cosmovisión andina.

Nuestro tercer día comienza a las nueve de la mañana con un fullday, tenemos programado una excursión a las Lagunas Altiplánicas a una altitud de más de 4000 metros, para conocer el Salar de Aguas Calientes, Laguna Tuyajto y Piedras Rojas. El favorito indiscutido de nuestro viaje, un lugar de impresionante belleza escénica, un paisaje sorprendente, donde la luz se refleja en el suelo blanco de sal en la Laguna de Tuyajto, y las impresionantes formaciones rocosas del sector de Piedras Rojas, seguro, formarán parte de las imágenes más bellas y conmovedoras que podrán ver en el transcurso de sus vidas. Creo que podría quedarme aquí por horas, en absoluto silencio, sintiendo el viento y el vacío de este espacio que pareciera que un artista pintó con acuarelas, tan perfecto, tan remoto, tan particular y mágico.

Nuestros guía y chofer montan una mesa con exquisitas preparaciones para almorzar con una vista inmejorable. Una experiencia que devolverá la capacidad de asombro hasta a quien cree haberlo visto todo, a quien ya casi no se emociona con nada, este lugar seguro los dejará sin aliento.

Volvemos al hotel a las cuatro y media de la tarde para seguir disfrutando, de un Rica-Rica Sour en uno de los living exteriores con fogón y vista al volcán, para más tarde deleitarnos en el restaurant, con una cuidada gastronomía internacional que resalta lo mejor de Chile, con ingredientes como Atún o Vidriola de Isla de Pacua, Albacora, carne de cordero, y por supuesto los mejor ingredientes locales cómo la Quínoa, la Rica-Rica y el Chañar, en compañía de destacados vinos chilenos.

Y no nos podemos despedir de San Pedro sin visitar los Géiseres del Tatio, en una excursión que comienza a las cinco y media de la mañana, cuando dejamos el hotel para partir a conocer este importante campo geotermal, uno de los tres más impresionantes del mundo, con más de ochenta géiseres activos. Así, llegamos hasta los 4300 metros, a oscuras para presenciar un espectáculo de la naturaleza, donde columnas de vapor de hasta doce metros de altura emergen de aguas hirvientes, caminamos por los senderos habilitados mientras nuestra guía nos entrega detalles del lugar, hasta llegar a una mesa montada con un reconfortante desayuno, que a esa hora y con el frío del lugar se agradece y disfruta enormemente.

De vuelta, hacemos algunas paradas para observar fauna como vicuñas, vizcachas y aves como la Tagua, flamencos, gaviotas andinas, entre otros. Además de impresionarnos en miradores para continuar en este viaje escénico por el altiplano. En nuestro descenso visitamos el pueblo de Machuca, una pintoresca calle prácticamente despoblada con una iglesia y arquitectura típica de casas de adobe y techos de paja, todas con una cruz de lana de colores en sus techos. Y no se pueden ir de este lugar sin degustar la carne de Llamo.

Así, cerramos nuestra aventura en San Pedro de Atacama, maravilladas por su geografía, por la claridad de su cielo, en una experiencia maravillosa y perfecta gracias al hotel Tierra Atacama, quienes con la calidad de sus excursiones y de sus instalaciones lograron de nuestra estadía una experiencia memorable, y ese es el ideal de este viaje, vivir el desierto con la cuota justa de aventura, en excursiones en van, caminando, a caballo, en bicicleta, escalando o aprendiendo de culturas ancestrales y astronomía, con la cuota justa también de relajación y bienestar, con la cuota justa de deleite culinario, todo para después de cuatro días poder recomendarles venir a vivir la extraordinaria experiencia de recorrer el desierto de la mano de este hotel que invita a vivir una experiencia cinco estrellas, una perfecta “Escapada Deluxe”.