Casamolle Villa & Golf

Actualizado: 8 de jul de 2018

Fin de semana soñado

Publicado en: edición 28 primavera Chile Deluxe.

 

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Dicen que los sueños se pueden hacer realidad, es más, a veces la realidad puede incluso superar los sueños. Así, muchos se plantean su fin de semana soñado, y claro, está aquella señora que hoy almuerza sola en casa porque sus hijos ya volaron del nido, y mientras mira la mesa vacía se imagina un fin de semana con todos sus hijos y nietos, en familia, en un lugar maravilloso, con atención personalizada y a gusto de cada uno, con actividades para todas las edades, donde puedan conversar y si quieren bailar hasta altas horas de la noche, donde puedan pasear a caballo, jugar golf, subir cerros, practicar yoga o disfrutar de estar todos juntos en un almuerzo que puede durar horas. O está también esa pareja que sueña con un fin de semana con un grupo de amigos, sin niños, alejados de la ciudad y del tedioso rigor de los horarios, en un lugar para disfrutar de la buena vida, la buena mesa, exquisitos vinos y coctelería, donde todo el día suene sólo su música favorita, mientras disfrutan de tardes de piscina, en la noche un asado, algunos momentos de relax en el spa, y un staff siempre atento a sus anhelos y necesidades. Y bueno, para todos quienes sueñan con un fin de semana en un hotel sólo para ellos, les quiero contar que acaba de abrir sus puertas en Chile una villa de lujo, sí, de aquellas villas que vienen marcando tendencia en el turismo de lujo desde hace un tiempo en el resto del mundo, y que hoy aplaudimos como una nueva incorporación a la exclusiva lista de alojamientos de lujo en Chile.

 

Así, como voceras del turismo de lujo en Chile y creadoras de esta hedonista publicación, empacamos y partimos a conocer la propuesta de CasaMolle Villa & Golf, para plasmar en las páginas a continuación nuestra experiencia, como siempre, narrada en primera persona, porque ya nos conocen, en Chile Deluxe antes de publicar vamos, vivimos, sentimos y analizamos cada hotel, restaurant o tour, para así sólo presentarles experiencias “probadas y aprobadas por Chile Deluxe”. Ahora sí, este es el relato de nuestro fin de semana en CasaMolle Villa & Golf. CasaMolle es una villa de lujo ubicada en la localidad de El Molle, en el Valle de Elqui, a sólo 25 minutos del aeropuerto de La Serena, en la IV región. Un pueblo donde habitaron los molles, indígenas alfareros que datan del 200 a.c. y que dejaron como legado, interesantes piezas de cerámica cargadas de simbolismo. Y hasta aquí llegamos, y apenas cruzamos el portón sentí esa sensación que me encanta, la de entrar y decir “este lugar es perfecto, soñado”. Esto se produce cuando el lugar, la arquitectura, decoración y diseño de exteriores se unen logrando como resultado un espacio que saca suspiros. Eso para comenzar con una primera impresión. Nos recibe Anahy, quien está atenta en todo momento a nuestros requerimientos y siempre encargada de que todo sea perfecto. Con gran amabilidad y carisma nos lleva a recorrer la Villa, que cuenta con 12 habitaciones, todas con terraza privada; un espacio central con living, comedor y espectaculares terrazas, con quincho, fogón y una piscina maravillosa. El diseño exterior es realmente bello, perfecto para disfrutar del cálido sol del Valle de Elqui. Una hermosa puerta nos lleva hacia la cancha de golf, de 9 hoyos con 18 salidas, con un club house vidreado junto a una laguna, lugar implementado también para reuniones de directorios y empresas. En la laguna también pueden practicar kayak, que están a disposición para usar libremente cuando quieran. El recorrido nos lleva hasta el invernadero y huerto, para continuar por el anfiteatro y el taller donde encontramos a Mireya, una española que vive aquí y se dedica al arte y la sanación.

 
 
 

Y mientras sueñas con algunos días de descanso, vienen a la mente inmediatamente los clásicos vacacionales, aquellos destinos que están ahí, cómo la primera respuesta, a veces obvia cuando pensamos en viajes. Pero esta vez les propongo profundizar en sus pensamientos, y antes de hacer check-in en lo conocido, los invito a conocer un hotel que bien podría cumplir con la mayoría de los puntos de nuestra lista de deseos.

 
 
 

Una lista que generalmente comienza con la palabra descanso, continúa con aventura y naturaleza, y de a poco se va abriendo hacia conceptos ideales como inolvidable, asombroso y exclusivo. Bueno, y así suma y sigue, porque la lista puede ser larga, puede incluir deseos cómo alimentos orgánicos, ojalá producidos en su propia huerta, o clases de yoga privadas, barbecue a orillas del río, heli-flyfishing, heli-bike, clases de cocina, conocer la cultura local, realizar cabalgatas, trekking, ascensión a volcanes, deportes aventura como rafting y canyoning, disfrutar de reconocidos vinos, de paisajes majestuosos, de atención personalizada, en fin, de algunos días de felicidad, porque ¿de eso se trata, no?.

 
 
 

Así, partimos en busca de la felicidad, de algunos días de alegría y bienestar, ¿el lugar escogido? Hacienda Hotel Vira Vira, ubicado en las afueras de Pucón, en el sur de Chile.

 

Un hotel emplazado a orillas del río Liucura, en medio de un parque de especies nativas, que además alberga una hacienda la cual produce alimentos frescos y sanos sólo para alimentar a sus pasajeros, porque la idea es llevar su gastronomía a un nivel alto, cultivando sus verduras y hortalizas en su huerta orgánica, y produciendo su propia leche, yogurt y quesos, para ello, cuentan con una quesería a cargo de un experto suizo en la elaboración de quesos. Utilizan leche de las vacas de la hacienda y cultivos microbianos traídos de Dinamarca para elaborarlos, además de un cuidadoso y sofisticado sistema de producción y refrigeración, con el fin de obtener quesos Gruyère, semiduro, Azul, Manchego, Parmesano y fresco de excelente calidad para ofrecer a sus huéspedes cada día.

 
 
 

Su restaurant está a cargo del chef uruguayo Damián Fernández, quien presenta una cocina sofisticada, utilizando principalmente ingredientes de la hacienda y algunos locales. Una cocina de autor para disfrutar en armonía con reconocidas etiquetas de vino chileno, de una carta de más de 200 botellas de diferentes cepas y valles.

 
 
 

Un hotel del portafolio Relais & Châteaux, el único que utiliza el sistema all inclusive incluyendo excursiones en los alrededores de Pucón, un hotel pensado para vivir aventuras a medida y disfrutar de tours guiados especialmente diseñados para conocer y explorar la naturaleza y cultura del lugar.

 
 
 

Así, nuestra estadía comenzó con un floating por el río Liucura, para admirar la belleza de sus bosques que se descuelgan hacia el río. Un paseo maravilloso, en aguas muy tranquilas y cristalinas, donde además se puede pescar.

 
 
 

Al atardecer, disfrutamos de una hot-tub a orillas del río, y más tarde, de la maravillosa vista hacia la laguna con cisnes que se obtiene desde la terraza del hotel, mientras degustamos los exquisitos quesos de la hacienda con una copa de chardonnay.

 
 
 

La cena esa noche se presentó en cuatro tiempos, comenzando con un “Veloute de papas nativas, espuma al estragón y flores de romero”, para continuar con “Gambas, mousselline de camote y brotes de hierbas silvestres”, y un “Filete de novillo roti a la salvia, cebollas nuevas y pimientos semi-confit”. De postre, un “Cheesecake de ricotta de la hacienda con salsa y gelée de frutillas”.

 
 
 

El hotel cuenta con seis suites y 12 villas muy amplias, de 75 metros cuadrados, cálidamente decoradas con artesanía local y materiales nobles. Se ubican a orillas del río, y entre sus comodidades, cuentan con chimenea, un pequeño estar y una tina privada en su terraza.

 

El día siguiente nos apuntamos en el trekking “Sendero lagos andinos”, en el sector de Puesco, dentro del Parque Nacional Villarrica, hasta donde llegamos luego de una hora en van. Nuestra primera parada fue en la laguna Quillelhue, en la frontera con Argentina, desde donde comenzamos a caminar por un sendero de bosque de lengas, coihues y araucarias milenarias, siempre con vistas al volcán Lanin, hasta llegar a la Laguna Escondida, donde hicimos un descanso para disfrutar de un snack y de la maravillosa postal que allí se enmarca. El sendero continúa en un suave ascenso hasta llegar a la Laguna Huinfiuca, con impresionantes vistas al volcán. En el sendero si tienen suerte pueden avistar pájaros carpinteros.

 
 
 

De vuelta a la van, continuamos rumbo a Curarrehüe para nuestra segunda parada, visitar a Irma Epulef, mujer mapuche que nos recibe con un almuerzo de cocina típica, y nos invita a conocer su ruka tradicional mapuche. Allí nos esperan con el fuego encendido para escuchar el relato de Irma, quien es de origen mapuche por padre y madre, y viste con el tradicional chamal (vestido negro de un hombro) y el trarihue (faja que se atan a la cintura). Su vestuario se complementa con un conjunto de adornos de plata, como el trarilonko en su cabeza y la trapelacucha sobre su pecho. Ella siente que tiene la misión de transmitir la cultura y vida de este pueblo indígena originario.

 
 
 

Pero para quienes llevan un tiempo leyendo mis textos habrán notado ya, que lo que me motiva a escribir en Chile Deluxe va más allá de entregar información, de alguna manera intento rescatar el espíritu del lugar, lejos de enfocarme en nombres, direcciones, horarios y mapas, lo que busco es la motivación, eso que encanta y emociona, y bueno, así me interno en bosques, recorro, converso, conozco y siento, para intentar transmitirles desde el alma, con la sola intención de inspirarlos.

 
 
 

Chiloé no es un lugar más, me pasa que siempre escucho los imperdibles de Chile y son San Pedro de Atacama, Torres del Paine e Isla de Pascua. Y para mí el Archipiélago de Chiloé debe estar en esa lista, porque es el lugar que lo une todo: naturaleza, un interesante patrimonio cultural, exquisita gastronomía, artesanía y gente amable, quienes tienen una gran cantidad de historias, leyendas y creencias para narrar, y que hacen de Chiloé una tierra cargada de magia, folclor, tradiciones, cultura religiosa, y todo en medio de una impresionante geografía. No me canso de admirar su belleza escénica, no me canso de escuchar sus historias, no me canso de recorrer estas tierras, por eso siempre vuelvo, y por esta razón los invito a venir aquí, a encantarse con uno de los lugares más bellos, místicos y especiales de Chile.

 
 
 

El Archipiélago de Chiloé tiene una geografía única compuesta por una serie de islas, parajes naturales de extraordinaria belleza y una gran biodiversidad con flora y fauna endémica, para recorrer y admirar por tierra en jornadas de trekking y cabalgatas, en medio de un bosque valdiviano. Por mar, pueden recorrer sus islas e islotes navegando por sus fiordos y canales en kayak, lachas y yates, o pueden pescar, mariscar, o bien, dirigirse a alguna de las playas solitarias del lado oeste de la isla. Y así, pueden llenar sus días, avistando pingüinos, delfines o toninas, algún martín pescador o un chucao, entre muchas otras variedades de aves, o si tienen suerte, pueden encontrarse con un monito del monte, con un pudú, un coipo, un huillín, un zorro chilote o una ranita de Darwin.

 
 
 

Y entre tanta riqueza natural, nos encontramos con el chilote, aquellos habitantes que dan vida a este noble lugar y quienes aún conservan sus creencias y tradiciones, gente de bordemar, agradecidos de los alimentos que la tierra y el mar les entrega en abundancia, ingredientes con los que preparan recetas tradicionales, que forman parte de otra de sus más importantes virtudes, su gastronomía.

 
 
 

Una gastronomía sencillamente espectacular, porque el chilote cultiva cientos de variedades de papas, además de otros vegetales y frutas, crían ganado, cerdos, corderos, gallinas… y el mar les brinda ostras, choritos, salmones, centollas, entre otros. El resultado es una gran variedad de productos locales con que elaboran deliciosas recetas, como aquella que lo une todo… el curanto.

 
 
 

Y así comienza nuestra estadía en el maravilloso hotel Tierra Chiloé, con un curanto al atardecer. Llueve en Chiloé y nos ponemos capas de agua para salir a ver como preparan el curanto, un gran hoyo en la tierra que tiene como base piedras calientes y que se va rellenando con papas, milcao, chapaleles, trozos de cerdo, pollo, longanizas y muchos mariscos, todo tapado con hojas de nalcas. Allí, nos reunimos huéspedes de diversas nacionalidades e integrantes del staff del hotel para presenciar el destape del curanto y por supuesto, para probar algunos mariscos, que hirviendo sacamos y vamos comiendo.

 

Entramos al restaurant del hotel, el curanto está servido y nos disponemos a disfrutar de nuestra primera cena de tres tiempos, y como es habitual, los días que realizan curanto viene un acordeonista que alegra el ambiente con sus melodías. Así, comenzamos inmediatamente a sentir las tradiciones chilotas, como una introducción a nuestra mágica experiencia de 5 días, para descubrir y explorar estas tierras desde el espectacular Tierra Chiloé Hotel & Spa.

 
 
 

Y aquellos fieles lectores de Chile Deluxe, recordarán que la hotelería de Tierra Hotels me encanta, personalmente siento que logran la mezcla perfecta entre aventura y relajación, para disfrutar de una experiencia cargada de identidad, respeto y admiración por el entorno natural y la cultura chilota, así, tienen preparadas una serie de excursiones por mar y tierra, y de vuelta en el hotel, cada día se puede disfrutar de una exquisita gastronomía, de un momento de relajación en su Uma Spa y de sus espacios interiores y exteriores decorados con materiales nobles y artesanía local, además de una arquitectura sustentable, de gran belleza y armonía con su entorno. El hotel cuenta con 24 habitaciones con amplias vistas, cálidas y muy acogedoras. En Tierra Chiloé todo está pensado para hacer sentir bien a sus huéspedes, con un sistema full-board con atención personalizada y magníficas instalaciones, con grandes ventanales que invitan a admirar el paisaje y las múltiples aves que habitan el humedal Pullao, que se encuentra justo abajo del hotel.

 
 
 

Y uno de los grandes atractivos de este hotel es la Williche, una embarcación de madera con todas las comodidades para un día de excursión por agua. Nosotros optamos por una navegación full-day hacia el Archipiélago de las Chauques para llegar a desembarcar en la isla Mechuque, de gran belleza, con sus palafitos y un puente con un mirador para contemplar el lugar.

 
 
 

La excursión comienza en Tenaún, un poblado portuario muy especial que parece detenido en el tiempo, ahí, recorremos sus calles y visitamos su iglesia la cual forma parte del conjunto de las 16 iglesias de Chiloé declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

 

Embarcamos en la Williche, el sol brilla y estamos felices, la amabilidad y servicio del staff del hotel junto a la experiencia de navegar en esta noble embarcación hacen de esta excursión un imperdible. Nos dicen que podemos escoger entre tres opciones de actividades antes de nuestro desembarco en Mechuque. Kayak, zodiac y una caminata son las alternativas. Mi marido y mi hija optaron por la navegación en kayak mientras yo partía en zodiac, mi intención era ver toninas y sabía que en zodiac tendría más posibilidades, ya que a estas juguetonas criaturas les gusta saltar las olas que produce este tipo de embarcación. Y no me equivoqué. A poco andar comienzan a aparecer toninas, pegadas al zodiac saltan y a gran velocidad nadan a nuestro lado, son 4 las que nos dan una gran fiesta.

 

De vuelta en la Williche continuamos rumbo a Mechuque donde visitamos el “Museo don Checo” que es la casa de doña Berta, quien atesora una serie de objetos que narran parte de la historia del lugar. Caminamos por este pequeño pueblo, lo fotografiamos y nos sorprendemos de la tranquilidad, sus vistas y su arquitectura típica.

 
 
 

Mientras navegamos de vuelta al hotel disfrutamos de un exquisito almuerzo a bordo.

 

Y continuamos nuestros días de aventura en contacto con la exuberante vegetación del archipiélago, esta vez nos subimos a la van con destino a Chepu, donde comienza la excursión denominada “Bosque hundido y playa de Guabil”.

 
 
 

Don Alfonso nos espera para llevarnos en lancha por el río Chepu hasta la desembocadura con el Pacífico. En el trayecto recorremos el bosque hundido de coihues, el cual resultó un metro y medio bajo el agua luego del terremoto de 1960. Un martín pescador se posaba en la rama de uno de aquellos árboles, mientras don Alfonso nos narraba algunas historias del río, como aquel día en que iba bajando hacia la desembocadura cuando ve un sombrero flotando, lo extraño es que se dirigía río arriba, es decir, contra la corriente. “Esos son brujos” dice él. Aquellos brujos que forman parte de la tradición oral de los chilotes, narraciones que cada habitante aquí tiene para contar.

 
 
 

Y por esa razón a Chiloé se viene a ver, sentir y escuchar, el canto del chucao, las entonadas melodías de un acordeón además de las historias y leyendas que llenan de magia este lugar.

 

Comenzamos a caminar por la playa de Guabil hasta avistar un barco de fierro hundido en los años 80. Volvemos a la embarcación para luego caminar en ascenso hasta el “Muelle de la Luz” una de las 3 plataformas escultóricas del artista chileno Marcelo Orellana, las cuales forman parte de una trilogía a la que se suman el “Muelle de las Almas” en Cucao y el último, en proceso, es el “Muelle del Tiempo” en Punta Pilol.

 
 
 

El Muelle de la Luz es un homenaje a historias tan antiguas y tan recientes, de aquellas “luces que saltan, luces que viajan, luces que observan. A veces luces de brujos, a veces luz de algún Caleuche, a veces luz de otros planetas”. Fragmento del texto que, en una sencilla hoja de papel pegada al muro, presenta esta interesante obra.

Volvemos a sentarnos en una de las terrazas con vista a la piscina e inmediatamente nos sirven un exquisito aperitivo, para luego pasar a una mesa dispuesta en un espacio semi-cerrado con una gran mesa redonda y sobre ella dos enormes lámparas que ambientan con gran maestría este rincón. Se acerca Pierre Badinella, chef residente de la villa, para explicarnos su propuesta gastronómica. Inmediatamente llama nuestra atención la honestidad de su cocina, él no sigue la nueva tendencia del “kilómetro 0”, sencillamente dice que sus ingredientes provienen de cualquier lugar del mundo, de donde encuentre algo bueno, sin importar si es de un proveedor de la zona, o es de la Patagonia, o de Italia, la idea es rescatar siempre lo mejor. A las 4 de la tarde decidimos programar una cabalgata, que puede realizarse en el horario que prefieran porque los caballos están siempre ahí. Un paseo bordeando el río Elqui hasta llegar a un campo de flores y un túnel por donde antiguamente pasó el ferrocarril que llegaba hasta Rivadavia, siempre guiados por “el Cuadra”, quien nos contaba de las increíbles historias y anécdotas de la zona. De vuelta, disfrutamos de la tranquilidad del lugar, de un reponedor baño en la hot-tub, y al atardecer encienden el fogón para conversar junto al fuego mientras probamos la exquisita coctelería que la sommelier de CasaMolle nos preparó, una en base a gin macerado con especias, pepino, albahaca, semillas de cilantro y agua tónica, y la otra era una versión muy interesante del fresco Aperol con tónica y espumante extra brut. El chef comienza a preparar un asado en el quincho mientras de fondo suena nuestra música favorita, en ese momento se acerca Anahy para invitarnos a caminar hacia la entrada donde nos tenían preparada una gran sorpresa, una astrónoma tenía montado un telescopio para ver júpiter y enseñarnos a observar las estrellas. Una sorpresa absolutamente espectacular, tener la posibilidad de estar con una astrónoma para preguntarle todo sobre el universo, para aprender, y de manera exclusiva vivir esta interesante experiencia, con una copa de vino, bajo un cielo estrellado que aquí, en el valle, se puede apreciar con una claridad que impresiona, por esta razón es un hot-spot mundial para la observación del cosmos. El asado está listo y lo disfrutamos en el quincho, aquí las horas de conversación se pueden extender porque en CasaMolle no hay horarios y el “no se puede” es una frase que no utilizan jamás. Te dicen que la villa está abierta a tu disposición, tus horarios y tus gustos, un lujo absoluto. Amanece en el valle y nos acercamos a desayunar, frutas frescas, jugo de naranja recién exprimido, pan artesanal, exquisita repostería además de quesos y charcutería, todo lo necesario para empezar bien el día. A las 10 tenemos programada una clase de yoga kundalini junto a la laguna, con una vista majestuosa, perfecta para conectarnos con nuestro espíritu y con este maravilloso lugar. Finalizada nuestra clase nos vestimos de trekking para subir el cerro que enfrenta la villa. Un trekking en ascenso, por un terreno difícil por su composición de gravilla y rocas, muy desafiante, siempre pensando en llegar a la cima para ver CasaMolle desde las alturas, el valle y el embalse Puclaro. Pensamos que la bajada sería difícil pero no fue tan así, lo que si les recomendamos es venir con zapatillas con suela antideslizante y con buena tracción, del tipo omnigrip o vibram. Y después de una mañana de yoga y trekking nos deleitamos con un almuerzo que se presenta con una “Cazuela del Pacífico” de entrada, que consiste en frescos mariscos de la costa marinados con hierbas y especias de la India, toques de espumante, crema y queso maduro italiano (grana padano), explotando todos sus aromas y color dorado en el horno. De fondo, pasta seca de grano duro italiana, reducción de espumante brut y jugo de cholgas del sur de Chile, todo esto refinado con un suave toque de crema fresca acompañado de cholgas recién abiertas, queso maduro y un crack de molinillo de pimienta fresca. Todo, maridado con una copa de chardonnay. Para finalizar, un “Savarin de nueces del Molle”, bizcochuelo de vainilla relleno con puré de castañas y apanado con crumble de nueces de otoño. Absolutamente delicioso. Para la tarde nos tenían preparada otra sorpresa, una “Terapia CasaMolle” en el spa, realizada por Mireya, quien comienza haciendo un poco de psicóloga, para entender como estás, que sientes y así poder encausar la terapia. Después de esta entrevista, te recuestas en una camilla de masajes donde ella comienza a utilizar diferentes técnicas de sanación, como cristales, piedras, el sonido de los cuencos tibetanos, cromoterapia, masaje, y finaliza con un frasco de gotas florales que llevarás a casa para continuar con esta sanación. Realmente Mireya impresiona con sus conocimientos en arte-terapia, cromo-terapia, músico-terapia, terapia floral, etc. Ella logra unir todo esto para crear una maravillosa experiencia sanadora. Y así nos despedimos de CasaMolle, impresionadas con el lugar y con la fantástica experiencia de lujo que proponen, agradecidas además de la calidez y el impecable servicio de cada una de las personas que aquí trabajan. Aplaudimos esta nueva propuesta en hotelería de lujo, su decoración y sus espacios exteriores, sus propuestas de actividades que son muchas, para disfrutar cada día, pero por sobre todo aplaudimos sus detalles, aquellos que se ven y aquellos que se sienten, esos detalles que inspiran y que dejan esa exquisita sensación de haber vivido una experiencia memorable. Nos vamos con el espíritu en paz, cargadas de energía y buenos recuerdos. Gracias Karim y Marisol por idear este lugar soñado, por abrir las puertas de CasaMolle, para invitar a vivir momentos únicos, en familia, con amigos o para grupos corporativos, nosotros, desde la vitrina que entrega Chile Deluxe, sólo nos queda recomendarles venir, porque aquí, hasta los lectores más exigentes se sentirán felices y agradecerán haber leído esta edición primaveral, que atesora este súper dato, de una escapada deluxe a CasaMolle Villa & Golf.

 
 
 

En el hotel también disponen de un lugar al que llaman Ruka, donde se puede pedir una clase de cocina o de coctelería. Muy entretenido para grupos.

 
 
 

Los exteriores son realmente maravillosos, y en Vira Vira invitan a vivirlos, descansando en una de sus reposeras dispuestas con vistas al río y a la laguna o disfrutando en una de sus 4 hot-tub escondidas entre los árboles, en compañía de algunas bandurrias que cada día apreciamos en cada rincón del maravilloso parque que alberga este hotel.

 
 
 

Un hotel para disfrutar, de una hospitalidad personalizada, de inolvidables aventuras en contacto con la naturaleza, de una exquisita gastronomía en base a productos especialmente escogidos de su propia granja, de la belleza y tranquilidad de sus jardines, de la calidez de sus espacios interiores, de un servicio impecable, de un hotel con alma, con la personalidad y el cuidado en los detalles que han sabido plasmar sus dueños, Michael y Claudia Paravicini, quienes se enamoraron de este lugar e idearon en él esta hacienda-hotel, para entregar a sus huéspedes un servicio de excelencia, una oportunidad de recorrer los mágicos paisajes de la Araucanía y vivir momentos únicos, con exclusividad y lujo, que aquí, en Hacienda Hotel Vira Vira comienza con el lema “La elegancia de la aventura”. Así nos despedimos y dejamos estas líneas para invitarlos a venir a este hotel único, que sin duda marca tendencia, con su propuesta de hotel-hacienda, y con un sello tan personal, una sofisticación que se percibe desde la comodidad, desde la calidez y la nobleza de cada espacio y de cada uno de los integrantes del staff que hacen que cada día aquí puedas ser feliz, porque, ¿de eso se trata, no?

 

Y para conocer un poco más de los ingredientes chilotes, en Tierra Chiloé montaron “El Mercado” con una muestra de productos locales.

 
 
 

El bar del hotel es espectacular, con una barra de 18 metros, de madera, con bellas lámparas de cobre que otorgan la iluminación perfecta a este espacio, donde cada tarde disfrutamos de alguno de los deliciosos sour que aquí preparan, como el “Nalca sour” o el “Ulmo sour”. A veces llevamos nuestra copa a la terraza para disfrutar la hora del atardecer junto al fuego.

 
 
 

Otra excursión muy interesante y entretenida es a la isla de Quinchao, para visitarla debemos cruzar en ferry desde Dalcahue, donde está su famosa feria homónima, lugar ideal para comprar artesanía chilota.

 
 
 

En Quinchao visitamos Achao, su mercado y la iglesia del siglo XVIII, la más antigua de las 16 patrimoniales. Completamente cubierta por tejuelas de alerce en su exterior y sus uniones están ensambladas sin utilizar clavos.

 
 
 

Más tarde nos dirigimos a la granja orgánica de Sandra, quien cultiva papas nativas y ajos gigantes además de verduras, hortalizas y cría cerdos, ovejas y gallinas. Almorzamos con ella en su casa mientras conversamos sobre la vida del chilote, sus costumbres y creencias. Ella, al igual que don Alfonso, nos narra fantásticas historias que me hacen reflexionar sobre la fantasía y la realidad, y por un momento saco esa venda de mis ojos de mujer citadina e intento comprender que tal vez, quienes viven aquí, tienen la capacidad de ver, sentir y percibir la naturaleza y la magia de este lugar sin cuestionamientos, con la sola convicción de vivir en un lugar especial. Y sin duda así es, un archipiélago cargado de paisajes naturales para ver, sentir y escuchar.

 
 
 

Y no podemos irnos sin visitar Castro, así, salimos en un city-tour hacia el Mercado Yumbel para luego visitar la iglesia de Nercón, recientemente remodelada, para continuar hacia la iglesia de Castro que es la única que no pertenece a la “Escuela chilota de arquitectura religiosa en madera” y seguir en van hasta el mirador de los palafitos de Gamboa, en este lugar el ideal es que la marea esté alta para capturar la postal de Chiloé perfecta. Finalizamos este city-tour con un aperitivo en una exquisita cafetería en Castro.

 
 
 

Y para reponer energías el Uma Spa es el lugar ideal, con piscina climatizada interior y exterior de borde infinito, con una espectacular vista al humedal de Pullao, además de sala de vapor, sauna seco, masajes y envoltura corporal con ingredientes naturales locales. Un espacio ambientado con gran maestría, donde inmediatamente al ingresar sientes una increíble tranquilidad y sensación de bienestar, perfecto para reponer energías después de un día de aventuras.

 
 
 

Antes de tomar la van de vuelta al aeropuerto, salgo a caminar, a recorrer los exteriores de este hotel que enamora, en recepción me han entregado un plano con el recorrido, así, sigo el sendero que me lleva hacia la huerta orgánica e invernadero, para comenzar el descenso hacia la playa, avistando algunos zarapitos, cormoranes, patos y gaviotas. En la playa disponen de kayaks para quienes quieran recorrer y admirar este maravilloso hotel desde el agua.

 
 
 

Y desde aquí me despido, con la agradable sensación de haber vivido una experiencia mágica e inspiradora, y puedo decir una vez más, que la experiencia que brinda Tierra Chiloé es absolutamente perfecta, la mezcla precisa entre aventura y relajación, entre naturaleza y lujo, el lujo de los materiales nobles, de la identidad y cultura de uno de los destinos más bellos de Chile.