Hotel Viña Vik

Actualizado: 9 jul 2018

Publicado en: edición 18 otoño Chile Deluxe.

 

Galería

¿Tienes planes para este fin de semana? ¿Que tal una Escapada Deluxe al Desierto de Atacama en uno de los hoteles más bellos de Chile?

 
 
 

Sin duda, es una afirmación que me puedo permitir después de conocer gran parte de los hoteles de lujo que alberga nuestro país. La belleza y el lujo de lo simple, de lo bien hecho, con materiales nobles, aquellos que abundan en el lugar, aquellos que por siglos han utilizado los pueblos originarios y que se rescatan con maestría y respeto por la cultura y el lugar que los acoge.

 
 
 

El nombre no podía ser otro, Wara, que significa “estrella” en Aymara, y al igual que la Wara que destella en el cielo, ésta ilumina en la tierra, sin pretensiones pero sacando un suspiro en cada persona que cruza la antigua puerta que da la bienvenida a este maravilloso oasis en medio del desierto.

 
 
 

Wara está ubicado a 10 minutos de Copiapó, a los pies del Mar de Dunas, lugar conocido por recibir cada año a los deportistas que vienen a correr el Rally Dakar. Y como una increíble coincidencia esta estrella abre sus puertas en febrero del 2014 para recibir a las “estrellas” de Hollywood que vienen a filmar la película “Los 33”, y que hicieron de Wara su hogar durante el mes y medio que duró el rodaje.

 
 
 

Y aquí, abriendo la edición número 20 de Chile Deluxe les presentamos una Escapada Deluxe perfecta para aquellos coleccionistas de emociones, aventurero, gozadores y amantes de la vida, para quienes la palabra lujo no tiene relación con exceso de oro o cubiertos de plata, sino, con experiencias únicas, y así comienza nuestro fin de semana en Wara.

 
 
 

Después de la impresionante recepción que nos dio la arquitectura y decoración del lugar, cuando nos cansamos de decir “wow” y nuestra sonrisa en el rostro no se borraba con nada, nos preparamos para disfrutar de un aperitivo al atardecer. Susana Aránguiz quien es la creadora de este maravilloso hotel, junto a una guía, nos espera en una 4×4 para dirigirnos al Mar de Dunas, y subir hasta un mirador natural para ver el desierto y la ciudad de Copiapó desde la altura. Ahí preparan con mantas y cojines tejidos por mujeres Coya que habitan en la Cordillera de Atacama una escenografía perfecta con una increíble vista como telón de fondo, la luz del atardecer que entrega matices rojizos al paisaje del desierto y una tabla de quesos de la zona, frutos secos y un exquisito Chardonnay de la Viña Tabalí creando un instante perfecto para disfrutar de estar aquí, en el Desierto de Atacama y así comenzar esta fantástica Escapada Deluxe.

 
 
 

Volvemos al hotel y nos esperan para un masaje con piedras calientes y más tarde una cena en el restaurant del hotel, uno que al anochecer cierran con grandes cortinas blancas y encienden la chimenea creando una atmósfera que invita a disfrutar de la gastronomía de Wara, y de largas conversaciones, porque este es de esos lugares que guardan historias, que sacan tu lado emocional, que te inspiran a abrir tu corazón, a encontrarte contigo y con otros que al igual que yo, tienen la fortuna de pasar un fin de semana en una de las 7 villas que componen Wara, 7 impresionantes habitaciones independientes, con patio y terraza privada, de indescriptible belleza, donde la nobleza de los materiales, los colores de los tejidos, las cortinas que dividen tan mágicamente los espacios y el silencio absoluto son sencillamente un lujo en cada detalle y en su todo.

 
 
 

Ubicado en Millahue que en lengua indígena significa “lugar de oro” está distante aproximadamente 200 kilómetros de Santiago hacia el sur. Nos internamos por fértiles valles y a lo lejos aparece un reflejo dorado sobre una colina, no necesitamos señalética, sabemos que un concepto singular y de vanguardia nos espera, nos dirigimos a un hotel de Vik Retreats, uno que viene a formar parte de la cartera inigualable de propiedades extraordinarias de Alexander Vik.

 
 
 

Arquitectura, diseño y arte se presentan desde el primer momento para dar la bienvenida a este fantástico hotel de 22 habitaciones, la transparencia de su construcción permite además maravillarse con las vistas en 360 grados del campo de 4.300 hectáreas donde descansa el hotel y la viña que actúa de anfitriona y protagonista con su destacado vino VIK.

 

Así comienza todo, con la elección de un campo para producir un vino de calidad, un terroir único, para que un equipo de enólogos francés-chileno puedan producir VIK, un hijo único al que dia a dia entregan todo el amor, el cuidado y la pasión que da vida a este ensamblaje de cinco cepas que son Cabernet Sauvignon, Carmenère, Cabernet Franc, Merlot, Syrah.

 

Y todo gira en torno a él, protagonista absoluto, y para acompañarlo, presentarlo a los visitantes, degustarlo y vivir la experiencia de esta magnífica viña, el hotel se alza brindando la posibilidad de alojar en este increíble lugar, entre montañas y viñedos.

 
 
 

Pero el hotel Viña Vik es diferente, atrevido y juguetón, invita a ser recibido en un salón con obras de Roberto Matta y Anselm Kiefer, en una singular y genial decoración, y el despertar puede ser en una de las 22 habitaciones marcadas por el diseño innovador y una amplia colección de obras de arte de artistas chilenos e internacionales, cada una de ellas ofrece al huésped una experiencia incomparable, la de despertar entre graffitis del artista callejero Diego Roa, o en la H Suite para apreciar el cuero y la estética que caracteriza a la firma francesa Hermès. El baño inspirado en la moda del conjunto H es glamoroso y caprichoso, incluyendo imágenes de moda, un espacio elegante, sofisticado y atrevido. Cada habitación es un capricho para vivir el diseño, el arte y la arquitectura al estilo VIK.

 
 
 

Hacemos un paréntesis en esta descripción para relatar nuestra experiencia, que comienza con un exquisito almuerzo en su restaurant, dirigido por el chef Rodrigo Acuña quien propone una gastronomía basada en productos de la zona, con la idea de que cada ingrediente utilizado debe ser de proveedores que su ubicación no supere los 60 kilómetros de distancia del hotel. Así, aseguran productos frescos y potencian el desarrollo de pequeños productores locales.

 
 
 

A las cuatro nos esperan para un tour por los viñedos, la bodega y una degustación del vino VIK. Son 400 hectáreas plantadas que recorremos en camioneta mientras aprendemos de vitivinicultura con nuestra guía Laura quien nos acompaña además a conocer la bodega diseñada por el arquitecto chileno Smiljan Radic, teniendo como principal fundamento la sustentabilidad de la bodega, diseñada con materiales elegidos para armonizar la bodega con el viñedo y minimizar el uso de energía, maximizando el uso de las energías que naturalmente existen en VIK.

 

Lapostolle Residence. Para saber los detalles, sigan leyendo y maravillándose con las espectaculares fotografías que capturamos en nuestra “Escapada Deluxe”. Nos trasladamos hasta la Bodega Clos Apalta, en Colchagua, para vivir la experiencia de una noche en Lapostolle Residence, para contarles, como es costumbre, de primera fuente, e intentar retratar en imágenes y palabras este exclusivo lugar, que alberga mucho más que una viña, una impresionante bodega y un alojamiento de lujo, alberga también esa magia que poseen algunos escasos lugares, que consiste en la más simple de las reglas de hospitalidad, “hacerte sentir bien en cada momento”. Suena sencillo y para muchos algo obvio, pero debo decirles que es tal vez uno de los puntos más complejos de satisfacer. Porque no tiene que ver con la calidad ni la cantidad, tiene relación con las sensaciones, con llegar al alma de huéspedes diferentes, y dejarlos “encantados”. En estos 8 años dedicada al turismo de lujo he creado mi propio check-list viajero, grandes y pequeños detalles que tienen como resultado final lo que denominamos “la experiencia”, y es aquí donde esta “magia” es la encargada de convertir una buena experiencia en una “experiencia inolvidable”. La experiencia en Lapostolle Residence está dada sin duda por la excelencia en cada detalle, y por un servicio personalizado. La palabra “exclusividad” define todo, partiendo desde el alojamiento, que se compone de sólo cuatro “casitas”, enclavadas sobre una ladera rodeada de bosque nativo y con una vista excepcional a los viñedos. Cada una cuenta con terraza privada para disfrutar de la vista, de una cena íntima o de una copa de alguna de las renombradas etiquetas de la viña, mientras descansan en un par de cómodas reposeras dispuestas en este escenario perfecto. Las “casitas” tienen alrededor de 90m2, con escritorio, estar, música a elección, máquina de café, oscuridad total a la hora de dormir, entre otros fantásticos atributos. Lo primero que te dicen es que por afuera de la casita no pasa nadie, así la tranquilidad es total y la privacidad se convierte en un lujo más. Desayuno, almuerzo y cena se sirven en el “Residence”, una construcción en altura, con una arquitectura y decoración respetuosa con su entorno, sofisticada y a la vez noble, con un amplio estar, muy cálido y una terraza con cuatro mesas con dos sillas cada una, ya que a este lugar vienen principalmente parejas. Las mesas pueden aumentar al almuerzo cuando reciben visitas que vienen por el día. A un costado, una piscina infinita aporta belleza al paisaje y una terraza sobre ésta le da un toque de elegancia, con mobiliario que invita a disfrutar de un momento de relajación y contemplación del lugar. Por ahí escondidos, también se encuentran sillones para disfrutar del paisaje y de bellos atardeceres. Pero hablemos de su gastronomía, con la importante misión de acompañar los exquisitos vinos de viña Lapostolle en almuerzos o cenas maridaje, para deleitar los paladares más exigentes. Para darles un ejemplo de su gastronomía, les detallo el menú que prepararon el día de nuestra “Escapada Deluxe”. Abrimos con un aperitivo denominado “Lapostolle Blue Star” en base a pisco Lapostolle, en armonía con empanaditas de queso y champiñón, pincho de pera y jamón serrano y un gazpacho de frutilla menta. De entrada, camarones macerados en Grand Marnier sobre potage de zanahoria-jengibre, con dressing de palmito y brotes de la huerta, maridado con Lapostolle Le Rosé 2016, un rosé ensamblaje de Grenache, Cinsault, Syrah y Mourvedre con aroma a frutos frescos del bosque como frutillas y frambuesas, de cuerpo ligero y persistente final. Continuamos con el fondo, para maridar con la estrella de la viña, su vino ícono, el reconocido Clos Apalta. Del año 2012, acompañante perfecto para un Magret de pato con aroma a lavanda, demi-glace de vino tinto y miel, guiso de mote y vegetales salteados en oliva. Para finalizar, un praliné de avellanas con brownie de chocolate dulce y nueces, salsa de naranjas, sorbet de papaya y pisco Kappa, en armonía con un Grand Marnier Titanium. Una cena maravillosa, a la luz de las velas, con una gastronomía exquisita, en la cual además utilizan productos locales y de su propia huerta, cultivada de manera orgánica y a la cual va el chef personalmente a seleccionar los ingredientes para llevar a la cocina. Y bueno, además de descansar, maravillarse con las fantásticas vistas, sentados con una copa de buen vino, o disfrutando de una romántica cena, les quiero contar que también pueden vivir el lugar, realizando actividades outdoor. Las bicicletas están siempre a disposición de los huéspedes, y en nuestro caso avisamos que las usaríamos en la mañana para que estuvieran preparadas, así, nos dejaron sobre ellas un casco y una botella de agua. Salimos a recorrer el campo, entre las parras, y fuimos a conocer la huerta. Cuando nos cansamos de pedalear avisamos para que nos bajaran a buscar en carros de golf que utilizan para trasladar a los huéspedes desde el Residence hasta las habitaciones en caso de que así lo requieran. Más tarde salimos a caminar, por un sendero muy bien logrado, con pequeños escalones que hacen de este trekking en ascenso un paseo muy agradable y de muy baja dificultad, para que todos puedan disfrutar de la fantástica vista que se obtiene desde la cima. Y como no podíamos llegar hasta aquí sin conocer la historia y elaboración de las renombradas etiquetas de Lapostolle, apenas llegamos hicimos el tour con degustación que consiste en un recorrido por la bodega Clos Apalta, un edificio de 6 pisos diseñado para utilizar 100% la gravedad en la cuidadosa creación del Clos Apalta, el icónico vino que se produce en esta bodega, pasando por la sala de fermentación donde llama la atención la utilización de cubas de madera en vez de acero inoxidable, para finalizar en la sala de barricas, muy escenográfica, con un gran mesón central de vidrio que deja ver la impresionante cava de Alexandra Marnier Lapostolle, fundadora de esta exclusiva viña.

 
 
 

Y mientras sueñas con algunos días de descanso, vienen a la mente inmediatamente los clásicos vacacionales, aquellos destinos que están ahí, cómo la primera respuesta, a veces obvia cuando pensamos en viajes. Pero esta vez les propongo profundizar en sus pensamientos, y antes de hacer check-in en lo conocido, los invito a conocer un hotel que bien podría cumplir con la mayoría de los puntos de nuestra lista de deseos.

 
 
 

Una lista que generalmente comienza con la palabra descanso, continúa con aventura y naturaleza, y de a poco se va abriendo hacia conceptos ideales como inolvidable, asombroso y exclusivo. Bueno, y así suma y sigue, porque la lista puede ser larga, puede incluir deseos cómo alimentos orgánicos, ojalá producidos en su propia huerta, o clases de yoga privadas, barbecue a orillas del río, heli-flyfishing, heli-bike, clases de cocina, conocer la cultura local, realizar cabalgatas, trekking, ascensión a volcanes, deportes aventura como rafting y canyoning, disfrutar de reconocidos vinos, de paisajes majestuosos, de atención personalizada, en fin, de algunos días de felicidad, porque ¿de eso se trata, no?.

 
 
 

Así, partimos en busca de la felicidad, de algunos días de alegría y bienestar, ¿el lugar escogido? Hacienda Hotel Vira Vira, ubicado en las afueras de Pucón, en el sur de Chile.

 

Un hotel emplazado a orillas del río Liucura, en medio de un parque de especies nativas, que además alberga una hacienda la cual produce alimentos frescos y sanos sólo para alimentar a sus pasajeros, porque la idea es llevar su gastronomía a un nivel alto, cultivando sus verduras y hortalizas en su huerta orgánica, y produciendo su propia leche, yogurt y quesos, para ello, cuentan con una quesería a cargo de un experto suizo en la elaboración de quesos. Utilizan leche de las vacas de la hacienda y cultivos microbianos traídos de Dinamarca para elaborarlos, además de un cuidadoso y sofisticado sistema de producción y refrigeración, con el fin de obtener quesos Gruyère, semiduro, Azul, Manchego, Parmesano y fresco de excelente calidad para ofrecer a sus huéspedes cada día.

 
 
 

Su restaurant está a cargo del chef uruguayo Damián Fernández, quien presenta una cocina sofisticada, utilizando principalmente ingredientes de la hacienda y algunos locales. Una cocina de autor para disfrutar en armonía con reconocidas etiquetas de vino chileno, de una carta de más de 200 botellas de diferentes cepas y valles.

 
 
 

Un hotel del portafolio Relais & Châteaux, el único que utiliza el sistema all inclusive incluyendo excursiones en los alrededores de Pucón, un hotel pensado para vivir aventuras a medida y disfrutar de tours guiados especialmente diseñados para conocer y explorar la naturaleza y cultura del lugar.

 
 
 

Así, nuestra estadía comenzó con un floating por el río Liucura, para admirar la belleza de sus bosques que se descuelgan hacia el río. Un paseo maravilloso, en aguas muy tranquilas y cristalinas, donde además se puede pescar.

 
 
 

Al atardecer, disfrutamos de una hot-tub a orillas del río, y más tarde, de la maravillosa vista hacia la laguna con cisnes que se obtiene desde la terraza del hotel, mientras degustamos los exquisitos quesos de la hacienda con una copa de chardonnay.

 
 
 

La cena esa noche se presentó en cuatro tiempos, comenzando con un “Veloute de papas nativas, espuma al estragón y flores de romero”, para continuar con “Gambas, mousselline de camote y brotes de hierbas silvestres”, y un “Filete de novillo roti a la salvia, cebollas nuevas y pimientos semi-confit”. De postre, un “Cheesecake de ricotta de la hacienda con salsa y gelée de frutillas”.

 
 
 

El hotel cuenta con seis suites y 12 villas muy amplias, de 75 metros cuadrados, cálidamente decoradas con artesanía local y materiales nobles. Se ubican a orillas del río, y entre sus comodidades, cuentan con chimenea, un pequeño estar y una tina privada en su terraza.

 

El día siguiente nos apuntamos en el trekking “Sendero lagos andinos”, en el sector de Puesco, dentro del Parque Nacional Villarrica, hasta donde llegamos luego de una hora en van. Nuestra primera parada fue en la laguna Quillelhue, en la frontera con Argentina, desde donde comenzamos a caminar por un sendero de bosque de lengas, coihues y araucarias milenarias, siempre con vistas al volcán Lanin, hasta llegar a la Laguna Escondida, donde hicimos un descanso para disfrutar de un snack y de la maravillosa postal que allí se enmarca. El sendero continúa en un suave ascenso hasta llegar a la Laguna Huinfiuca, con impresionantes vistas al volcán. En el sendero si tienen suerte pueden avistar pájaros carpinteros.

 
 
 

De vuelta a la van, continuamos rumbo a Curarrehüe para nuestra segunda parada, visitar a Irma Epulef, mujer mapuche que nos recibe con un almuerzo de cocina típica, y nos invita a conocer su ruka tradicional mapuche. Allí nos esperan con el fuego encendido para escuchar el relato de Irma, quien es de origen mapuche por padre y madre, y viste con el tradicional chamal (vestido negro de un hombro) y el trarihue (faja que se atan a la cintura). Su vestuario se complementa con un conjunto de adornos de plata, como el trarilonko en su cabeza y la trapelacucha sobre su pecho. Ella siente que tiene la misión de transmitir la cultura y vida de este pueblo indígena originario.

 
 
 

Pero para quienes llevan un tiempo leyendo mis textos habrán notado ya, que lo que me motiva a escribir en Chile Deluxe va más allá de entregar información, de alguna manera intento rescatar el espíritu del lugar, lejos de enfocarme en nombres, direcciones, horarios y mapas, lo que busco es la motivación, eso que encanta y emociona, y bueno, así me interno en bosques, recorro, converso, conozco y siento, para intentar transmitirles desde el alma, con la sola intención de inspirarlos.

 
 
 

Chiloé no es un lugar más, me pasa que siempre escucho los imperdibles de Chile y son San Pedro de Atacama, Torres del Paine e Isla de Pascua. Y para mí el Archipiélago de Chiloé debe estar en esa lista, porque es el lugar que lo une todo: naturaleza, un interesante patrimonio cultural, exquisita gastronomía, artesanía y gente amable, quienes tienen una gran cantidad de historias, leyendas y creencias para narrar, y que hacen de Chiloé una tierra cargada de magia, folclor, tradiciones, cultura religiosa, y todo en medio de una impresionante geografía. No me canso de admirar su belleza escénica, no me canso de escuchar sus historias, no me canso de recorrer estas tierras, por eso siempre vuelvo, y por esta razón los invito a venir aquí, a encantarse con uno de los lugares más bellos, místicos y especiales de Chile.

 
 
 

El Archipiélago de Chiloé tiene una geografía única compuesta por una serie de islas, parajes naturales de extraordinaria belleza y una gran biodiversidad con flora y fauna endémica, para recorrer y admirar por tierra en jornadas de trekking y cabalgatas, en medio de un bosque valdiviano. Por mar, pueden recorrer sus islas e islotes navegando por sus fiordos y canales en kayak, lachas y yates, o pueden pescar, mariscar, o bien, dirigirse a alguna de las playas solitarias del lado oeste de la isla. Y así, pueden llenar sus días, avistando pingüinos, delfines o toninas, algún martín pescador o un chucao, entre muchas otras variedades de aves, o si tienen suerte, pueden encontrarse con un monito del monte, con un pudú, un coipo, un huillín, un zorro chilote o una ranita de Darwin.

 
 
 

Y entre tanta riqueza natural, nos encontramos con el chilote, aquellos habitantes que dan vida a este noble lugar y quienes aún conservan sus creencias y tradiciones, gente de bordemar, agradecidos de los alimentos que la tierra y el mar les entrega en abundancia, ingredientes con los que preparan recetas tradicionales, que forman parte de otra de sus más importantes virtudes, su gastronomía.

 
 
 

Una gastronomía sencillamente espectacular, porque el chilote cultiva cientos de variedades de papas, además de otros vegetales y frutas, crían ganado, cerdos, corderos, gallinas… y el mar les brinda ostras, choritos, salmones, centollas, entre otros. El resultado es una gran variedad de productos locales con que elaboran deliciosas recetas, como aquella que lo une todo… el curanto.

 
 
 

Y así comienza nuestra estadía en el maravilloso hotel Tierra Chiloé, con un curanto al atardecer. Llueve en Chiloé y nos ponemos capas de agua para salir a ver como preparan el curanto, un gran hoyo en la tierra que tiene como base piedras calientes y que se va rellenando con papas, milcao, chapaleles, trozos de cerdo, pollo, longanizas y muchos mariscos, todo tapado con hojas de nalcas. Allí, nos reunimos huéspedes de diversas nacionalidades e integrantes del staff del hotel para presenciar el destape del curanto y por supuesto, para probar algunos mariscos, que hirviendo sacamos y vamos comiendo.

 

Entramos al restaurant del hotel, el curanto está servido y nos disponemos a disfrutar de nuestra primera cena de tres tiempos, y como es habitual, los días que realizan curanto viene un acordeonista que alegra el ambiente con sus melodías. Así, comenzamos inmediatamente a sentir las tradiciones chilotas, como una introducción a nuestra mágica experiencia de 5 días, para descubrir y explorar estas tierras desde el espectacular Tierra Chiloé Hotel & Spa.

 
 
 

Y aquellos fieles lectores de Chile Deluxe, recordarán que la hotelería de Tierra Hotels me encanta, personalmente siento que logran la mezcla perfecta entre aventura y relajación, para disfrutar de una experiencia cargada de identidad, respeto y admiración por el entorno natural y la cultura chilota, así, tienen preparadas una serie de excursiones por mar y tierra, y de vuelta en el hotel, cada día se puede disfrutar de una exquisita gastronomía, de un momento de relajación en su Uma Spa y de sus espacios interiores y exteriores decorados con materiales nobles y artesanía local, además de una arquitectura sustentable, de gran belleza y armonía con su entorno. El hotel cuenta con 24 habitaciones con amplias vistas, cálidas y muy acogedoras. En Tierra Chiloé todo está pensado para hacer sentir bien a sus huéspedes, con un sistema full-board con atención personalizada y magníficas instalaciones, con grandes ventanales que invitan a admirar el paisaje y las múltiples aves que habitan el humedal Pullao, que se encuentra justo abajo del hotel.

 
 
 

Y uno de los grandes atractivos de este hotel es la Williche, una embarcación de madera con todas las comodidades para un día de excursión por agua. Nosotros optamos por una navegación full-day hacia el Archipiélago de las Chauques para llegar a desembarcar en la isla Mechuque, de gran belleza, con sus palafitos y un puente con un mirador para contemplar el lugar.

 
 
 

La excursión comienza en Tenaún, un poblado portuario muy especial que parece detenido en el tiempo, ahí, recorremos sus calles y visitamos su iglesia la cual forma parte del conjunto de las 16 iglesias de Chiloé declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.

 

Embarcamos en la Williche, el sol brilla y estamos felices, la amabilidad y servicio del staff del hotel junto a la experiencia de navegar en esta noble embarcación hacen de esta excursión un imperdible. Nos dicen que podemos escoger entre tres opciones de actividades antes de nuestro desembarco en Mechuque. Kayak, zodiac y una caminata son las alternativas. Mi marido y mi hija optaron por la navegación en kayak mientras yo partía en zodiac, mi intención era ver toninas y sabía que en zodiac tendría más posibilidades, ya que a estas juguetonas criaturas les gusta saltar las olas que produce este tipo de embarcación. Y no me equivoqué. A poco andar comienzan a aparecer toninas, pegadas al zodiac saltan y a gran velocidad nadan a nuestro lado, son 4 las que nos dan una gran fiesta.

 

De vuelta en la Williche continuamos rumbo a Mechuque donde visitamos el “Museo don Checo” que es la casa de doña Berta, quien atesora una serie de objetos que narran parte de la historia del lugar. Caminamos por este pequeño pueblo, lo fotografiamos y nos sorprendemos de la tranquilidad, sus vistas y su arquitectura típica.

 
 
 

Mientras navegamos de vuelta al hotel disfrutamos de un exquisito almuerzo a bordo.

 

Y continuamos nuestros días de aventura en contacto con la exuberante vegetación del archipiélago, esta vez nos subimos a la van con destino a Chepu, donde comienza la excursión denominada “Bosque hundido y playa de Guabil”.

 
 
 

Don Alfonso nos espera para llevarnos en lancha por el río Chepu hasta la desembocadura con el Pacífico. En el trayecto recorremos el bosque hundido de coihues, el cual resultó un metro y medio bajo el agua luego del terremoto de 1960. Un martín pescador se posaba en la rama de uno de aquellos árboles, mientras don Alfonso nos narraba algunas historias del río, como aquel día en que iba bajando hacia la desembocadura cuando ve un sombrero flotando, lo extraño es que se dirigía río arriba, es decir, contra la corriente. “Esos son brujos” dice él. Aquellos brujos que forman parte de la tradición oral de los chilotes, narraciones que cada habitante aquí tiene para contar.

 
 
 

Y por esa razón a Chiloé se viene a ver, sentir y escuchar, el canto del chucao, las entonadas melodías de un acordeón además de las historias y leyendas que llenan de magia este lugar.

 

Comenzamos a caminar por la playa de Guabil hasta avistar un barco de fierro hundido en los años 80. Volvemos a la embarcación para luego caminar en ascenso hasta el “Muelle de la Luz” una de las 3 plataformas escultóricas del artista chileno Marcelo Orellana, las cuales forman parte de una trilogía a la que se suman el “Muelle de las Almas” en Cucao y el último, en proceso, es el “Muelle del Tiempo” en Punta Pilol.

 
 
 

El Muelle de la Luz es un homenaje a historias tan antiguas y tan recientes, de aquellas “luces que saltan, luces que viajan, luces que observan. A veces luces de brujos, a veces luz de algún Caleuche, a veces luz de otros planetas”. Fragmento del texto que, en una sencilla hoja de papel pegada al muro, presenta esta interesante obra.

Finalizamos nuestro paseo en la Sala de Barricas con una degustación de 3 cepas empleadas en la elaboración de este gran vino para terminar degustando el resultado final, el elegante y exclusivo vino VIK.

 

Las fotografías llenan la memoria de mi cámara, el paisaje parece todo igual pero cambia la luz y el lugar parece otro, las flores han comenzado a brotar lo que augura un desierto florido espectacular este año. Nadie alrededor, sólo nosotros y las dos camionetas que decoran este escenario, y sigue la aventura; las huellas del desierto son para perderse, por eso es necesario ir con guías que conocen el lugar. Así, llegamos hasta una quebrada, a medida que ascendíamos por las rocas iban apareciendo pinturas rupestres de antiguas culturas que aquí habitaron, la Atacameña con representaciones de guanacos y figuras humanas y unos particulares dibujos propios de la cultura Ánimas como el personaje “el sacrificador”, una figura emblemática de los cultos religiosos andinos, quien porta en sus manos un hacha y una cabeza cortada.

 
 
 

Comienza a oscurecer y seguimos aventurándonos por los majestuosos paisajes del desierto, pero tenemos que volver. El jacuzzi exterior está caliente, bajo un cielo estrellado y el silencio absoluto de este oasis, de este tesoro cargado de detalles maravillosos y experiencias fascinantes.

 
 
 

Cada espacio ha sido decorado con amor y respeto por el entorno, por las culturas ancestrales y la historia de Copiapó, así, puertas del 1800, vasijas utilizadas por los españoles en la época de La Colonia, mantas, aguayos y peleros de vivos colores, todo en armonía con el adobe y la Brea. Este es el nuevo lujo, aquel que dejó atrás los destellos dorados para darle importancia a lo natural, a lo artesanal, a la calidad y belleza de los materiales nobles y las artesanías y técnicas constructivas de nuestros pueblos originarios.

 
 
 

Así es el verdadero lujo, no dejes de recorrer el desierto, de maravillarte con las estrellas, con las pinturas rupestres, con las dunas, con las flores silvestres, con las vistas desde algún mirador natural, o aventurándote en un buggy, practicando sandboard, recorriendo en un yate las maravillosas costas de Atacama, no dejes de encantarte, en el hotel Wara, con su arquitectura, sus espacios interiores y exteriores, su exquisita gastronomía con productos locales y de la huerta orgánica que aquí cultivan, y la increíble calidad humana que brindan quienes dan vida a este hotel y reciben de manera cálida, acogedora y te hacen sentir que estás en casa, con amigos, y entre historias y anécdotas disfrutas cada momento y agradeces por estar aquí, en este mágico hotel del Desierto de Atacama. No dejes de venir, este fin de semana, el que viene o el que vendrá, pero asegura tu cupo porque este secreto a voces, este tesoro en medio del desierto está sonando fuerte entre quienes buscan vivir experiencias soñadas.

 
 
 
 
 
 

Es sábado y en el hotel han preparado un tradicional asado chileno para los huéspedes, sobre una colina una mesa dispuesta con frazadas en cada silla para quienes necesitan abrigo al caer la noche, una copa de VIK, una gran variedad de carnes en la parrilla, exquisitos acompañamientos y la mejor compañía en un ambiente relajado e informal para conocer a aquellos que al igual que nosotros han elegido este fantástico lugar para pasar una estadía perfecta, y así es, ya que uno de ellos vino por dos días y ya lleva cinco, una demostración de lo bien que se vive y se disfruta en este increíble lugar.

 
 
 

Nos organizamos para el día siguiente, una cabalgata a las 9 de la mañana y después un entretenido Paintball.

 
 
 

Amanece en el Valle de Millahue, y nos dirigimos a las caballerizas para una excursión a través de los viñedos y los senderos de montaña. Nos acompañan María Paz y Don Raúl quienes hacen de este paseo una experiencia entretenida y amena. Más tarde están todos listos para el Paintball, porque divertirse es la mejor parte de toda experiencia de viaje y en Vik tienen dispuestas diferentes actividades para quienes disfrutan de la aventura y para aquellos que quieren descansar, un Spa con una larga lista de terapias entre las que destacan aquellas en base a vino, sesiones de Yoga y disfrutar o nadar en la espectacular infinity pool con una vista desde la altura, sencillamente espectacular.

 
 
 

Agradecidas de vivir la experiencia Vik nos despedimos felices de este gran hotel, de su excelente vino y su atento personal, de un equipo humano maravilloso que ama lo que hace y se trasmite en la calidad de su servicio, en la preocupación de cada detalle y en la belleza del todo, y no nos queda más que agradecer a Alexander Vik por idear tan increíble lugar en nuestro país y para ustedes lectores que están pensando en darse un lujo, en impresionar a su pareja o en arrancarse de la ciudad a disfrutar de lo bueno de la vida, este es el lugar.

 
 
 
 

En el hotel también disponen de un lugar al que llaman Ruka, donde se puede pedir una clase de cocina o de coctelería. Muy entretenido para grupos.

 
 
 

Los exteriores son realmente maravillosos, y en Vira Vira invitan a vivirlos, descansando en una de sus reposeras dispuestas con vistas al río y a la laguna o disfrutando en una de sus 4 hot-tub escondidas entre los árboles, en compañía de algunas bandurrias que cada día apreciamos en cada rincón del maravilloso parque que alberga este hotel.

 
 
 

Un hotel para disfrutar, de una hospitalidad personalizada, de inolvidables aventuras en contacto con la naturaleza, de una exquisita gastronomía en base a productos especialmente escogidos de su propia granja, de la belleza y tranquilidad de sus jardines, de la calidez de sus espacios interiores, de un servicio impecable, de un hotel con alma, con la personalidad y el cuidado en los detalles que han sabido plasmar sus dueños, Michael y Claudia Paravicini, quienes se enamoraron de este lugar e idearon en él esta hacienda-hotel, para entregar a sus huéspedes un servicio de excelencia, una oportunidad de recorrer los mágicos paisajes de la Araucanía y vivir momentos únicos, con exclusividad y lujo, que aquí, en Hacienda Hotel Vira Vira comienza con el lema “La elegancia de la aventura”. Así nos despedimos y dejamos estas líneas para invitarlos a venir a este hotel único, que sin duda marca tendencia, con su propuesta de hotel-hacienda, y con un sello tan personal, una sofisticación que se percibe desde la comodidad, desde la calidez y la nobleza de cada espacio y de cada uno de los integrantes del staff que hacen que cada día aquí puedas ser feliz, porque, ¿de eso se trata, no?

 

Y para conocer un poco más de los ingredientes chilotes, en Tierra Chiloé montaron “El Mercado” con una muestra de productos locales.

 
 
 

El bar del hotel es espectacular, con una barra de 18 metros, de madera, con bellas lámparas de cobre que otorgan la iluminación perfecta a este espacio, donde cada tarde disfrutamos de alguno de los deliciosos sour que aquí preparan, como el “Nalca sour” o el “Ulmo sour”. A veces llevamos nuestra copa a la terraza para disfrutar la hora del atardecer junto al fuego.

 
 
 

Otra excursión muy interesante y entretenida es a la isla de Quinchao, para visitarla debemos cruzar en ferry desde Dalcahue, donde está su famosa feria homónima, lugar ideal para comprar artesanía chilota.

 
 
 

En Quinchao visitamos Achao, su mercado y la iglesia del siglo XVIII, la más antigua de las 16 patrimoniales. Completamente cubierta por tejuelas de alerce en su exterior y sus uniones están ensambladas sin utilizar clavos.

 
 
 

Más tarde nos dirigimos a la granja orgánica de Sandra, quien cultiva papas nativas y ajos gigantes además de verduras, hortalizas y cría cerdos, ovejas y gallinas. Almorzamos con ella en su casa mientras conversamos sobre la vida del chilote, sus costumbres y creencias. Ella, al igual que don Alfonso, nos narra fantásticas historias que me hacen reflexionar sobre la fantasía y la realidad, y por un momento saco esa venda de mis ojos de mujer citadina e intento comprender que tal vez, quienes viven aquí, tienen la capacidad de ver, sentir y percibir la naturaleza y la magia de este lugar sin cuestionamientos, con la sola convicción de vivir en un lugar especial. Y sin duda así es, un archipiélago cargado de paisajes naturales para ver, sentir y escuchar.

 
 
 

Y no podemos irnos sin visitar Castro, así, salimos en un city-tour hacia el Mercado Yumbel para luego visitar la iglesia de Nercón, recientemente remodelada, para continuar hacia la iglesia de Castro que es la única que no pertenece a la “Escuela chilota de arquitectura religiosa en madera” y seguir en van hasta el mirador de los palafitos de Gamboa, en este lugar el ideal es que la marea esté alta para capturar la postal de Chiloé perfecta. Finalizamos este city-tour con un aperitivo en una exquisita cafetería en Castro.

 
 
 

Y para reponer energías el Uma Spa es el lugar ideal, con piscina climatizada interior y exterior de borde infinito, con una espectacular vista al humedal de Pullao, además de sala de vapor, sauna seco, masajes y envoltura corporal con ingredientes naturales locales. Un espacio ambientado con gran maestría, donde inmediatamente al ingresar sientes una increíble tranquilidad y sensación de bienestar, perfecto para reponer energías después de un día de aventuras.

 
 
 

Antes de tomar la van de vuelta al aeropuerto, salgo a caminar, a recorrer los exteriores de este hotel que enamora, en recepción me han entregado un plano con el recorrido, así, sigo el sendero que me lleva hacia la huerta orgánica e invernadero, para comenzar el descenso hacia la playa, avistando algunos zarapitos, cormoranes, patos y gaviotas. En la playa disponen de kayaks para quienes quieran recorrer y admirar este maravilloso hotel desde el agua.

 
 
 

Y desde aquí me despido, con la agradable sensación de haber vivido una experiencia mágica e inspiradora, y puedo decir una vez más, que la experiencia que brinda Tierra Chiloé es absolutamente perfecta, la mezcla precisa entre aventura y relajación, entre naturaleza y lujo, el lujo de los materiales nobles, de la identidad y cultura de uno de los destinos más bellos de Chile.