Chile Deluxe además de ser una vitrina de maravillosas experiencias es también una invitación a acercarse a los deportes outdoors, es así como en estos seis años me he dedicado a recorrer Chile practicando diferentes deportes, para incentivarlos a ustedes, lectores, a decidirse a probarlos y mostrarles que la edad no importa, ni tampoco el estado físico. Todo está en la cabeza, en el esfuerzo y las ganas que cada uno le ponga, incluso en los deportes más osados, como cuando salté en paracaídas en modalidad tándem, un salto a 4000 mts de altura desde un avión con un instructor, sintiendo la extraordinaria sensación de volar. Después, quise seguir volando, así que mi próxima aventura fue un salto en parapente, un deporte que partió en los años 70, como una manera más rápida de bajar para los escaladores que ya habían alcanzado la cima y de esta manera se hizo un deporte en si mismo, recreacional y competitivo. Personalmente me encantó descender de un cerro con fuertes pendientes, sentir que estás tocando tierra firme y unos segundos después puedes volar como un pájaro.
Otra bien osada fue escalar en roca, en esa oportunidad necesité el máximo de concentración, en realidad, podría escribir un libro completo de cada cabalgata, trekking, buceo y otros varios deportes, pero hoy les quiero contar sobre uno que comencé a practicar hace dos años en Rapa Nui, en esas cálidas aguas sin ninguna preparación ni traje, para cumplir un sueño, el de poder correr una ola. Así, fui practicando en la espuma donde las olas ya habían reventado, hasta lograr dominar la tabla y el equilibrio en la Playa Pea que se encuentra junto a la caleta Hanga Roa y que es perfecta para quienes se inician en el surf. Pero si eres de los surfistas más experimentados y quieres un sitio más salvaje, y con más emoción, tienes que ir a la zona de Mataveri y Tahai.
Y así, en la búsqueda de seguir perfeccionándome en el surf, llegué a Pichilemu, exactamente a Punta de Lobos, al hotel Alaia con mi hijo de 9 años y un grupo de amigos.
Buscando la ola perfecta nos encontramos con una experiencia perfecta. Y así comienza mi experiencia Alaia.
EXPERIENCIA ALAIA
El nombre Alaia significa felíz en vasco, y debo decirles que así nos sentimos durante toda nuestra estadía. Mi objetivo principal era buscar un hotel donde poder practicar surf y me encontré con un mundo de actividades entretenidas para todas las edades.
Al llegar, estaba Claudia, nuestra guía que nos acompañó y aconsejó sobre todas las actividades del hotel. Lo primero que hicimos, fue tomar clases de slackline, perfecta para entrenar y desarrollar el equilibrio que se necesita para la práctica de diferentes deportes. Solo se necesita una cinta que se engancha entre dos puntos fijos y se tensa. Muy divertido pero nada de fácil.