Yate Alba

Actualizado: 9 jul 2018

Publicado en: edición 21 verano Chile Deluxe.

 

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¿Has oído hablar del Yate Alba? Un barco de madera que descansa gran parte del año en el puerto de Dalcahue y que muchos admiran y sueñan con algún día navegar estas aguas a bordo de esta noble embarcación.

 
 
 

Bautizado como Alba en honor a la abuela del ahora Capitán Alec o Alessandro Dezerega, un joven de 36 años, de antepasados italianos quien hace cinco años decidió emprender una aventura y darle un sentido turístico a este yate que hace 13 años construyó su padre como un escape del estrés laboral y punto de encuentro para su familia.

 
 
 

Nunca imaginaron hacer un yate tan grande para navegar por Chiloé, pero el tamaño no lo definieron ellos, lo determinó el tronco de Tenío, arbol recto, de tronco ancho y duro que se encontró en el bosque y se cortó especificamente porque resultaba perfecto para utilizar de quilla, así el largo de 18 metros dio inicio a la construcción que duró alrededor de 3 años en el Astillero de la isla, utilizando herramientas y métodos ancestrales para fijar cada pieza.

 
 
 

Construido en maderas nativas como Ulmo, Coigüe, Tenío y Mañio y revestido en Ciprés de las Guaitecas, tiene una capacidad para 10 pasajeros en 5 habitaciones, tres de ellas con camas matrimoniales y dos con camarotes, cada una de ellas con baño privado. El Yate Alba cuenta también con un comedor completamente equipado para 10 personas, sala de estar, sector de juegos y puente de mando, además de 3 terrazas.

 
 
 

Son las 12 del día y es hora de embarcar, Alec y su tripulación nos esperan con un sour de bienvenida y una charla de seguridad y mientras zarpamos desde Dalcahue nos cuentan sobre la ruta que emprenderemos. El ideal para ver una mayor diversidad de vida marina, de aves y de geografía, sería navegar 7 días para cruzar a Pumalin y llegar hasta territorios más alejados, pero con tres días de navegación la idea es recorrer el borde costero de la Isla Grande y las islas más cercanas.

 
 
 

Es hora de almorzar, de entrada, un exquisito pulpo al pil pil para continuar con un Salmón Papillote acompañado de ensalada verde con adherezo de maní. Ahora sé por qué el Alba es reconocido por la calidad de su gastronomía y tengo que decirles que el chef a cargo de la cocina no sólo saca aplausos, sino ovaciones, por lo que inmediatamente nos damos cuenta que además de ser una navegación para explorar nuevos lugares, el Alba es también una experiencia gastronómica, un viaje por lo mejor de la cocina chilota y los mariscos y pescados que tan generosamente entrega el mar por estas latitudes.

 
 
 

Nuestro primer desembarco es en la isla Lin Lin, una larga playa con praderas de fondo y una iglesia típica chilota y a un costado, un cementerio muy particular con sepulturas en forma de casas de madera revestidas con tejuelas que enriquecen el paisaje religioso propio de esta cultura.

 
 
 

De vuelta en el Alba, comienza a atardecer, momento ideal para sacar cañas y probar la pesca. Algunos róbalos cayeron en nuestras carnadas, la foto de rigor y de vuelta al agua, la cena viene llegando, parte de la tripulación sube al Alba desde un zodiac con un balde lleno de ostras frescas, esta noche sin duda será una velada perfecta. Y así fue, anclados frente a las costas de Añihué disfrutamos de nuestra primera noche donde las ostras y el vino blanco fueron los protagonistas de un menú que se presenta con ostras y choritos, de fondo, un Caldillo de congrio, ensalada de tomate, quesillo y albahaca y de postre una especialidad de la casa, el Apple Crumble, todo fresco y delicioso, ideal para cerrar nuestro primer día a bordo.

 

Amanece y continuamos navegando por las Islas Chauques, un archipiélago menor dentro del Archipiélago de Chiloé, al noreste de la Isla Grande e inmediatamente al sur del golfo de Ancud y que se compone de seis islas, entre ellas la Isla de Mechuque.

 

Mechuque es bella y mágica, cada rincón de esta pequeña localidad parece una instalación para que artistas y fotógrafos capturen estos increíbles paisajes típicos de Chiloé con su iglesia color celeste mar, sus casas de palafitos, un puente con un mirador para quedarse a disfrutar por un buen rato de la tranquilidad y las increíbles postales que este lugar entrega.

 

Recorremos el pueblo y cruzamos la isla caminando hasta el sector de La Vega en un trekking de aproximadamente 1 hora por un camino costero con un suave ascenso al principio para llegar a una altura que permite tener una maravillosa vista del archipiélago.

 

De vuelta en el yate, almorzamos frente a las Isla de Cheñiao, de entrada un ceviche de trucha y merluza seguido de un exquisito Pollo a la fiorentina. Así, continuamos navegando en dirección a Quicaví, lugar de brujos.

 
 
 

El capitán quiere intentar entrar con el Alba por un angosto pasaje pero es necesario llegar al lugar para ver si están las condiciones para intentarlo, lamentablemente el bajo fondo no permite el ingreso del yate pero nosotros bajamos en zodiac. Necesitamos conocer la historia de este lugar, por lo que preguntamos a una señora que atiende un almacén en la playa por los brujos que supuestamente aquí habitan.

 
 
 

Nos cuenta que eran matrimonios brujos y que ya no existen, “están todos muertos ya” nos dice y continúa con la explicación “eran muy inteligentes y muy pobres, se juntaban en una cueva a hacer brujerías”. Principalmente hacían “mal de ojo”, dice que en los cementerios aún se ven luces, son brujos que deambulaban por ahí.

 
 
 

En la playa, cientos de Cormoranes de rocas decoran el paisaje, y reciben a los navegantes que visitan este misterioso lugar. Embarcamos nuevamente con gusto a poco, creo que la señora no nos quiso contar toda la historia, y tenemos que seguir, en nuestra travesía chilota. Rumbo a Calen vemos los cultivos de choritos, un gran espacio de mar con miles de boyas color naranjo en hileras, comienza a atardecer y el color del cielo y la cálida luz hacen resaltar aún más la belleza escénica de este paisaje.

 
 
 

En Calen paramos a comprar centollas, cinco mil pesos el par, grandes y vivas, así, vuelve la tripulación con dos baldes rebalsados de ellas, son 10 que comienzan a cocinar de inmediato. Mientras, los niños pescan un róbalo, están felices.

 
 
 

La cena está servida, entrada de salmón ahumado y merluza al horno con salsa de eneldo de fondo para deleitar nuestros sentidos.

 
 
 

La segunda noche en el Yate Alba disfrutamos de una noche estrellada, con ausencia absoluta de nubes, el cielo estaba tan claro que el espectáculo era impresionante. Las estrellas se reflejaban en el mar cuando de pronto comenzamos a ver cómo algunas brillaba más y se movían, eran noctilucas! Para aquellos que nunca han tenido la fortuna de ver noctilucas les cuento que son seres microscópicos que habitan en el mar y que con el movimiento del agua se encienden, así, esta noche se cerraba magistralmente con las estrellas iluminando el cielo y las noctilucas iluminando las aguas de la costa de Calen.

 
 
 

Nuestro último día navegando amanece nublado y con una suave llovizna, atrás quedan los días de sol que tan gratamente nos habían acompañado. Retomamos la navegación rumbo al puerto, a Dalcahue para finalizar nuestra travesía. Algunos pingüinos nadan en el mar pero antes de desembarcar disfrutamos de las centollas con un espumante, como una gran fiesta final, una despedida perfecta. La foto con la tripulación y nuestro capitán Alec da cuenta de un viaje felíz, mágico, donde cada día sonreímos al amanecer, felices de estar ahí, en el Yate Alba, de haber navegado por el Archipiélago de Chiloé acompañados de una tripulación extraordinaria, Alec, el capitán; Jack, Lico, Juanito y don Luis, el chef; quienes con una atención cálida y amable además de una constante sonrisa en su rostro, fueron los encargados de hacer de este viaje una experiencia cinco estrellas y así, en las páginas que abren esta edición de verano de Chile Deluxe poder invitarlos a venir a vivir una aventura fantástica, a bordo del Yate Alba, porque seguro este viaje al igual que para nosotros, será un tesoro que guardarán en su mente y en sus corazones y para quienes buscan tesoros en las islas, les cuento que seguro se llevarán uno, uno cargado de magia y recuerdos memorables.