De cata con Chile Deluxe: Viña Montes

Publicado en: edición 11 invierno Chile Deluxe.

Texto: María Pía Astaburuaga. Fotografías: Claudina Soto.

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Viña Montes nos acompaña una edición más, esta vez, en el Valle de Apalta que se viste de invierno, eso sí, conservando las amables temperaturas colchagüinas, y priorizando post vendimia, los elementos que han convertido a sus vinos –Montes y Montes Alpha – en galardonados exponentes de aroma y sabor chileno y en legítimos tesoros de las catas que realizan permanentemente en sus instalaciones, degustaciones abiertas a gustos y preferencias, que incluyen elementos como historia, intuición y mística pero fundamentalmente, el emprendimiento de soñadores que apuntan literalmente al cielo haciendo vino en altura, y que tienen como resultado una de las viñas Premium más valoradas de Chile.

 
 
 

En esta oportunidad nos trasladamos al Valle de Apalta en busca de la célebre frase de uno de aquellos visionarios y emprendedores, Aurelio Montes, la que dice “…el 80% de un buen vino nace en viñedos y el 20% en bodega”, la finalidad de la visita pues, era conocer precisamente la huella que Viña Montes ha dejado en tierra nacional. Fue en terreno, en que una vez más pudimos constatar que la marca distintiva de Montes, su identidad, sello, impronta está indudablemente en el acento puesto en las parras, en la vid, en la constante preocupación desde la siembra a la cosecha, sin dejar nada al azar, el rigor de un hábito que ha registrado valiosos logros vitivinícolas, entre ellos destacamos; Montes Alpha M, Montes Folly y Purple Angel entre sus íconos.

 
 
 

La mañana en Viña Montes estuvo orientada a una cata especial de siete botellas, algunas de las más clásicas, entre ellas sus íconos, pero también dedicada a la aparición de novedades, un ítem, que al visitante siempre seduce y encanta. La sutileza de Montes está en que estos denominados “vinos especiales” constituyen el mensaje de calidad e innovación de la Viña, elementos medulares de su filosofía desde el origen, y punto de partida en lo que ha significado la búsqueda de atractivos sabores y aromas para aquellos que realmente aman el vino, o aspiran a conocerlo por primera vez.

 
 
 

A continuación los catados y recomendados.

 

En nuestra lista desfilaron grandes y supremas muestras de la categoría Montes, todos de un linaje reconocible para conocedores y algunos también por conocer. Comencemos por Outer Limits Sauvignon Blanc 2011. Aconcagua Valley, Zapallar. Una botella que corresponde a la marca “Outer Limits”, aquellos novedosos, de denominaciones de orígenes variados y atípicos. Con un Sauvignon Blanc que proviene de Zapallar, del cuál es pionero, no existen otros, por otro lado, la producción es acotada dado el reducido espacio de sus plantaciones, una característica que lo transforma de inmediato en un vino exclusivo. El objetivo ha sido lograr un vino distinto, con identidad, impronta y en este sentido, Zapallar ha sido la clave por su ubicación y cercanía al mar, tan sólo 7kms separan los viñedos del Océano Pacífico por lo que es receptor de la más pura brisa y humedad. Es 100% sauvignon blanc. El maridaje perfecto; Erizos, ceviche con mango o con palta, locos con salsa verde, carpaccio de ostión, ostras.

 
 
 

Continuamos con Montes Alpha, Cabernet Sauvignon. Colchagua Valley. 2010. Todo un clásico de Montes y uno de los más apreciados Cabernet chilenos. Avalado por un envejecimiento de 12 meses en barrica francesa, es una botella que debe ser catada, y que dentro de sus encantos, destaca el intenso color rubí, la evocación a frutos rojos, chocolate y madera. Recomendamos maridar con carnes rojas cortes gourmet, carne con verduras cocidas, confit de canard y carnes aliñadas con especies.

 
 
 

Montes Alpha. Carmenère. Colchagua Valley. Marchigue. 2010. Es según expertos, una de las botellas mejor logradas de la elite de los Carmenère. Higos, pimienta, especias son los aromas que se funden en un vino envejecido también en barricas de roble francés. Una buena forma de valorarlo es acompañarlo de platos bien condimentados como la comida hindú, thai o gastronomía típica chilena como empanadas, humitas, pastel de choclo.

 
 
 

Nuestra tarde de cata sigue caminando, esta vez, hacia la degustación de Montes CGM (Carignan, Grenache, Mouvédre) Outer Limits, Apalta Vineyard. Valle de Colchagua, 2010, el reflejo de los emprendedores y visionarios, el Carignan de Montes, particularmente un vino extremo, plantado en la altura de las laderas de Apalta y de ahí la herencia de su aroma y sabor. Intenso, perfumado y floral, sugerimos acompañarlo ante todo con pastas frescas como una lasaña de cordero, tortelines rellenos con salsa pomodoro, guiso de carne con verduras, entre otras. Mención aparte es el Kaiken Ultra Malbec. Mendoza, 2009, que corresponde a la apuesta de Montes en Mendoza, Argentina. Su especial nombre lo toma del “Kaiken” un ganso silvestre que atraviesa permanentemente la Patagonia chilena y argentina, una especie de bautizo en honor al simbolismo que la viña le atribuye a la existencia y características de este animal. De intenso color y aroma a frutos negros, esta botella debe maridarse con carnes de composición más grasa como el cordero o el lomo vetado. Y rumbo hacia los íconos de la viña, nos encontramos con Montes Folly, Syrah, verdadera realeza de Montes por encarnar la locura de sus fundadores; viñedos Syrah plantados en las alturas de Apalta con una inclinación que excede los 45 grados. Es único en su especie y el fruto más representativo de los innovadores y atractivos conceptos de Aurelio Montes. Sus dos hectáreas lo transforman en único y de culto, por su baja producción y sus peculiar sabor y aroma. Embriagador es su perfume a tabaco y cuero.

 

Por último, tras esta satisfactoria jornada de cata nos encontramos con el Purple Angel, Apalta y Marchigue. 2010. Blend de 92% Carmenère y 8% Petit Verdot. Otro ícono que se desmarca de los sabores conocidos, de gran textura y distinción. Un aura de elegancia que despide fragancias como taninos suaves, bayas rojas y caja de cigarros. Transita 18 meses por barrica y es indudablemente un complemento idóneo para platillos aliñado con especias, con notas de pimienta negra, como el Steak au Poivre.

 
 
 

Finalmente, cerramos esta extraordinaria experiencia enológica, sugiriéndoles – así como hicimos nosotras- cerrar la visita vitrineando en la tienda de vinos y souvenirs, y por supuesto, tomando un merecido descanso en manos de la nueva carta de invierno del Bistró Alfredo, imperdible.